El rebrote se encuentra en los barrios obreros de Madrid

Madrid ha sido una de las regiones en las que el COVID ha tenido mayor incidencia. Las causas de este mayor impacto son diversas: el “baile de competencias” entre Comunidad y Gobierno estatal, donde Ayuso cedía o exigía competencias según le interesase; el hecho de que en los barrios obreros el tráfico de personas por la calle y por el transporte público no ha cesado ni durante el estado de alarma; la propia construcción de Madrid, erigida como una metrópoli capitalista superpoblada en la cual los barrios ricos gozan de grandes espacios, casas y avenidas mientras que los trabajadores viven en barrios obreros abandonados en los que es imposible mantener cualquier tipo de distancia que evite los contagios; etc.

Estas dos últimas causas recaen directamente sobre el alcalde de Madrid Martínez Almeida el cual es responsable de no frenar el contagio que se ha dado y se está dando en los barrios obreros.

Durante el rebrote que estamos viviendo, Madrid, al igual que en la primera oleada del COVID, está sufriendo un elevado número de contagios. Lo más relevante de esto es que de los 4.000 positivos que se han producido en Madrid capital, casi la mitad se han producido en los distritos de Usera, Carabanchel, Puente de Vallecas y Villaverde.

 

Que estos sean los distritos más afectados no es casualidad. Si comparamos el mapa de la incidencia del COVID en Madrid con el nivel de renta y la tasa de paro, nos damos cuenta que el nivel de contagios es directamente proporcional al nivel de renta del barrio.

 

Evidentemente, no nos llevamos ninguna sorpresa al observar esta comparación. Que el virus incida más en los distritos con menor nivel de renta no es ninguna casualidad. Son los trabajadores de estos barrios los que tienen que arriesgar su salud yendo cada día a trabajar a centros de trabajo en los que las medidas de seguridad pasan a un segundo plano para que los ingresos no cesen; en un transporte público abarrotado debido a un servicio insuficiente donde mantener, ya no la distancia de seguridad, sino cualquier tipo de distancia es una tarea imposible; trabajadores que viven hacinados en casas donde rara vez conviven menos de 5 personas debido a que es la única manera de poder pagar el elevado precio del alquiler.

Por si vivir continuamente expuesto al coronavirus no fuese suficiente, los trabajadores de los barrios obreros tienen que aguantar el desdén de un Ayuntamiento que en vez de solventar el problema de la COVID en los barrios obreros, machaca, aún más si cabe, a dichos barrios.

Las medidas de Martínez Almeida para frenar la expansión del coronavirus en los barrios del sur ha consistido en propuestas fuertemente estudiadas y meditadas como pedir a los vecinos de estos barrios no salir de casa. ¡Como si los trabajadores tuvieran otra opción que no sea ir al centro de trabajo para poder subsistir! Una recomendación que, de tan ridícula que es, parece más una burla.

Por si la anterior barbaridad no era suficiente, la medida por la que el alcalde ha apostado con mayor fuerza para frenar los rebrotes en los distritos mencionados ha sido poner (más) cámaras de videovigilancia para poder controlar mejor los movimientos de los vecinos. ¿Qué esperan ver a través de esas cámaras? ¿Metros abarrotados? ¿Trabajadores yendo de casa al trabajo y del trabajo a casa?

Estas medidas pretenden criminalizar a los barrios obreros y, con la ayuda de los medios de comunicación, consiguen su objetivo: desviar la atención de las causas reales de los contagios hacia otras causas de menor relevancia como los botellones y similares y crear debates irreales que solo generan odio y división entre nuestra clase (al igual que se hace con el tema de las ocupaciones).

Estado, Comunidad y ayuntamiento abandonan a la clase trabajadora a su suerte, y no sólo eso, sino que además se ceban con ellos criminalizándolos, como si ignorar por completo las necesidades de los barrios obreros no fuese suficiente.

La pandemia que estamos viviendo está resaltando más que nunca las diferencias existentes entre las clases privilegiadas y las clases trabajadoras de nuestro país. Esto, a su vez, también nos hace ver a la clase obrera la necesidad de una revolución que derroque a este sistema criminal que nos condena a la miseria y a la muerte para poder construir un sistema, el socialismo, que nos garantice una vida digna de trabajo que cubra nuestras necesidades.

Sólo la organización en torno al PCOE para luchar por el socialismo puede acabar con este sistema podrido hasta el tuétano y condenado a morir.

Ahora, más que nunca, los comunistas debemos estar organizados y unidos en los frentes de lucha con la clase obrera, uniendo la lucha de los trabajadores en los centros de trabajo con la lucha de la clase obrera en los barrios, para hacer que la clase obrera cumpla la misión que históricamente le corresponde, derrocar el imperialismo y construir el socialismo.

 

¡Por la unidad de los comunistas!

¡Por la unidad del proletariado contra el capitalismo!

¡Socialismo o Barbarie!

¡ACABEMOS CON ESTE SISTEMA CRIMINAL! 

¡ORGANÍZATE EN EL PCOE! 

Comité Local del Partido Comunista Obrero Español (PCOE) en Madrid

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