De una vida alienada a la conciencia de clase

Una vida normal podría describirse por la mayoría, una en la que mi objetivo no era más que vivirla lo mejor posible, tener un puesto de trabajo que me diera…

Una vida normal podría describirse por la mayoría, una en la que mi objetivo no era más que vivirla lo mejor posible, tener un puesto de trabajo que me diera bastante dinero para mantener un nivel de vida lo más alto posible, trabajando lo menos posible. Ése era mi único objetivo en la vida, el cual compartía con mi pareja.

Nos “compramos” un piso pidiendo una hipoteca, una que, en aquella época, pensábamos que no tendríamos problemas para pagar, ya que los dos somos profesionales cualificados y experimentados, a los que nunca les faltaría el trabajo. Dos motos y un coche eran nuestras únicas propiedades aparte del piso que, en nuestra común alineación, pensábamos que era nuestro, sin pensar en ningún momento que estábamos siendo estafados más allá de los intereses que tendríamos que pagar a los usureros del banco, cosa que, si queríamos tener un techo, no quedaba alternativa, el alquiler no lo era en aquella época, o eso nos hacían creer desde los massmierda y el Estado en connivencia. Nos metimos en esa hipoteca, pensando en nuestra vejez, en tener un sitio donde vivir cuando ya no fuéramos fuertes, pensando que mientras fuéramos jóvenes podríamos trabajar todo lo que hiciera falta para pagarlo. Siendo consecuentes y todo lo previsores que se podía ser, nos compramos una vivienda normal, la más económica que encontramos.

Fue entonces, justo entonces, cuando los monopolios bancarios empezaron los primeros pasos de la estafa a la que llaman crisis, esas crisis que caracterizan y son seña de identidad del sistema capitalista, manipulando los índices del Euribor, esa palabreja que entonces era un misterio para nosotros, que se utilizó para encarecer las hipotecas, maniobra que unida a otras provocó la burbuja inmobiliaria, añadiendo esto a la absorción de las cajas monopolizando el sector, monopolismo que no es más que una nueva etapa del capitalismo, el imperialismo, como describe perfectamente el camarada Lenin en su obra “Imperialismo”. Monopolios que dan una imagen falsa de competitividad, cuando no es más que una cortina de humo que tapa las prácticas criminales de la burguesía. Pactos para poder exprimir al máximo a la clase obrera alienada, o sea, a nosotros.

Esa falsa ilusión en la que todo es posible en el capitalismo, la falacia de que es el mejor de los sistemas posible, en el que con mucho esfuerzo y trabajo podrías conseguir lo que quisieras, cosa que nos tomamos al pie de la letra, ya que, sin ni siquiera darnos cuenta, nos lo tragamos totalmente, trabajando doce horas al día en mi caso, pensando que valía la pena, ya que me llevaba un buen sueldo que, aunque no me llegaba para todo lo que deseaba, sí tenía más que suficiente para disfrutar de la vida, siempre se podría encontrar un nuevo trabajo donde se cobrara más, también se podía pelear para que te lo subieran, a través de la lucha sindical y votando a las “izquierdas” para que no te robaran tanta plusvalía, otra palabreja que nos sonaba a chino en aquella época, es más, ésta ni tan solo la conocía.

Pero todo eso acabó cuando, por esa competitividad que tanto pregonan pero que no practican los grandes oligarcas bancarios, llegó una empresa, otra subcontrata competidora de la que me daba trabajo, reventando precios. Cosa que acabó conmigo y con 40 compañeros en la calle, viviendo la parte del sueño capitalista que nunca te explican, cuando se convierte en pesadilla: ¡¡¡LA MISERIA!!!

Fue entonces cuando empezamos a interesarnos en la política, a través de un amigo “militante” del PCE-PSUC, al cual, aunque ya no compartimos la política de ese partido, le agradecemos que nos iniciara en este camino. Antes de eso, sólo había votado alguna vez que otra a Izquierda Unida, amalgama de partidos entre los que se encuentra el PCE-PSUC, antiguo Partido Comunista Marxista-Leninista, el oficial en el Estado español.

Nos iniciamos en este camino poco a poco, primero interesándonos por escuchar las noticias sobre política de los massmierda, cosa que antes ni siquiera se nos pasaba por la cabeza, ya que nos parecían aburridas hasta el hartazgo, pensando que era una pérdida de tiempo, el cual podíamos invertir en algo más entretenido. Cosa que ahora, aunque por razones distintas a esa, confirmo que es verdad, ya que no son más que los voceros de la burguesía. Ahora sólo los seguimos para analizarlos y estudiar la estrategia de la burguesía, para así poder luchar contra ello con las herramientas más adecuadas.

El siguiente paso de este camino hacia la conciencia de clase, fue empezar a interesarnos por los partidos políticos, concretamente por el PSUC, haciéndonos simpatizantes informales del mismo, ya que al principio nuestro contacto con el mismo no pasaba de las conversaciones que teníamos con nuestro amigo, votar a Izquierda Unida en todas y cada una de las elecciones y asistir a las manifestaciones junto a sus “militantes”. Más tarde, entendimos por nosotros mismos, ya que aún no nos habíamos iniciado en la ciencia Marxista-Leninista, que estas actividades no eran suficientes para “cambiar las cosas”, por lo que, dado que teníamos la hipoteca antes mencionada, empezamos a coquetear, aún con el chip individualista y de forma un tanto egoísta, con el activismo en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, en la cual continuamos activos actualmente. Gracias a la PAH, descubrimos que la organización funciona, más allá de la lucha económica que representa, siendo el movimiento organizado más importante en estos momentos. Pero continuábamos con la misma sensación, por lo que seguimos nuestra andadura empezando a interesarnos por esos autores de los que, se supone, se nutre la ideología del partido al que nos estábamos acercando. Tras el estudio de la ciencia Marxista-Leninista, nos percatamos de que no era así, y cada día de estudio de la misma estamos más convencidos de ello, ya que las políticas del PCE no son otra cosa que una desviación revisionista y oportunista descrita detalladamente por el camarada Lenin en su obra “El Izquierdismo” describiendo el infantilismo izquierdista que desprende por todos sus poros la pata izquierda del régimen reaccionario burgués español que es el PCE y actualmente también Podemos, tendencia que, resumiendo mucho, comenzó en el PCUS y se extendió por el mundo entero durante años, dando lugar a la “caída” del bastión socialista que era la URSS.

Esto nos llevó al siguiente paso en nuestro viaje, empezamos a investigar otras opciones de partido, estudiando su historia, su política y, sobretodo, su programa. Hasta que, por fin, dimos con uno que se ajustaba a nuestras ideas y a lo que creemos que debe ser un Partido Comunista, uno que, a pesar de su poca militancia, es millones de veces más fuerte ideológicamente que el resto de los que se autocalifican como tal. Ese partido es el PCOE, PCOC en catalunya, que es de donde somos y donde milito, ya que, aunque mi pareja comparte ideología con el Partido, ella está más centrada en el activismo en la PAH y, de momento, es simpatizante del mismo y ayuda en todo lo posible y en todo lo que le permite el trabajo en la Plataforma.

Ahora he dejado de ser una persona “normal”, ahora soy militante del Partido Comunista, uno que no está vendido al capital y que nos hace sentir orgullo proletario. Un orgullo que es imposible describir, uno que sólo se puede sentir si militas en el único Partido Comunista Marxista-Leninista del Estado español. Uno en el que no se milita como si se tratara de un equipo de fútbol, en el que solo ves los resultados electorales como si fueran goles, resultados electorales en un estado burgués y reaccionario, que no sirven para nada más que para sacar pecho delante de las cámaras de los massmierda.

En el PCOE se milita por tus ideas. Es un Partido libre de esa aristocracia obrera y pequeña burguesía de la que está plagado el PCE y Podemos, ya no mencionemos el PSOE, ésa que describía tan acertadamente el camarada Lenin en su obra “El Izquierdismo”, ésa que pone como excusa que los tiempos han cambiado, que ahora se puede llegar a un Estado Socialista a través del parlamentarismo burgués, tal y como decían los contemporáneos del camarada cuando escribió dicha obra, lo cual desmonta por completo ese argumento. Ahora he avanzado más en ese viaje, ahora sé, con una conciencia de clase más completa, que no hay otro camino para construir el Socialismo que el que marcó el camarada Lenin en su obra “Qué hacer”, en el que, a grandes rasgos, nos explica que sin un sometimiento de la clase burguesa por parte de la clase obrera, que sin una dictadura democrática del proletariado, jamás llegará la libertad plena para la clase obrera, que conciliando con la reacción burguesa, sólo se consiguen migajas que no son mas que concesiones de la misma, caramelos que nos dan para que estemos contentos y callados, para que no nos revelemos contra la tiranía, explotación y sometimiento de la que ahora somos víctimas por parte de esos criminales psicópatas, que asesinan diariamente a millones de nuestros hermanos de clase por todo el mundo.

Ahora, con una conciencia de clase plena, con el orgullo de sentirme parte de esa clase obrera, cuya tarea no es otra que destruir el capitalismo con la ciencia Marxista-leninista como guía, para así poder crear el socialismo, ahora comienza mi andadura por otro camino, uno que culminará con mi muerte si antes no hemos logrado la victoria, victoria que sólo se dará cuando la clase obrera del mundo entero llegue al poder, sometiendo así a la clase burguesa para impedir que continúen con el saqueo de la madre Tierra hasta destruirla por completo, con lo que eso significa, que las nuevas generaciones, que nuestra prole, no pueda disfrutar de un planeta sano, que la abundancia de recursos que nos presta la tierra, con la cual podríamos disfrutar todos los seres humanos de una vida rica y plena, sean expoliados por esa clase criminal y egoísta que lo exige todo para ella como si fueran los únicos propietarios de la misma. Nuestro deber es plantarles cara, y devolverles al sitio del que nunca deberían haber salido: El estercolero de la Historia.

Azrael. Orgulloso Militante del Partit Comunista Obrer de Catalunya (PCOC)

¡Por la formación del Frente Único del Pueblo!

¡Por la construcción del Socialismo!

¡Abajo el Capital criminal!

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