La historia se hace presente y el presente hace historia
Aunque la gran predecesora de la Revolución de Octubre fue la Comuna de París de 1871, el primer gobierno obrero de la Historia, el principal antecedente histórico se sitúa en la Revolución de 1905, causada por el empobrecimiento generalizado que causó la guerra ruso-japonesa, que significó un incremento del nivel de opresión del régimen zarista. Este levantamiento revolucionario fue brutalmente reprimido, provocando que las organizaciones revolucionarias necesitaran largos años para volver a recomponerse.
Con el estallido de la I Guerra Mundial, a la situación de pobreza y miseria generalizadas en la Rusia zarista se sumó un mayor deterioro del nivel de vida producido por las consecuencias de la guerra. Los bolcheviques, a la cabeza de las huelgas obreras y campesinas, suman el apoyo creciente de los soldados. La contestación popular al zar termina fructificando en la Revolución de Febrero, de carácter burgués y que significó el fin del zarismo. Pero no significó el fin de las miserias para los pueblos del Imperio ruso. Los sucesivos gobiernos provisionales, de corte liberal y menchevique, no satisfacían las reivindicaciones obreras relativas a la jornada de 8 horas y mejoras sociales y económicas; ni las de los soldados, que querían el final de la guerra; ni las del campesinado, que quería el reparto de la tierra; ni las de las minorías nacionales, que querían un sistema federal que reconociera sus derechos… Reivindicaciones todas ellas que recogía el programa bolchevique.
En esta situación, los bolcheviques, con Lenin a la cabeza tras su regreso el 3 de abril, plantean retirar todo apoyo al gobierno, constituir la república de los soviets, el final de la guerra, la nacionalización de la banca y el reparto de la tierra.
Ante la creciente contestación popular, el gobierno recurre a tropas del frente para reprimir las protestas, y los dirigentes bolcheviques son detenidos. Todo está a punto para que se desate la revolución proletaria: el 9 de octubre (calendario juliano, 22 de octubre según el gregoriano) Lenin llega a Petrogrado. Al día siguiente, los bolcheviques acuerdan la preparación de la insurrección armada. El 25 de octubre (7 de noviembre) las fuerzas revolucionarias toman el control en la capital.
Fue a continuación que Lenin puso en marcha el cumplimiento de la promesa de “Pan, paz, tierra”, procediéndose a reconocer las nacionalidades que componían el extinto Imperio, a repartir la tierra, a nacionalizar bancos y fábricas, a reconocer la igualdad de derechos entre hombres y mujeres…
Lecciones de Octubre
Más de un siglo después de iniciadas las polémicas entre mencheviques y bolcheviques, estas siguen muy vigentes. Mientras que los mencheviques (“los minoritarios” o “la minoría”, que tenían como destacados líderes a Plejanov y Martov) defendían la necesidad de una fase democrático-burguesa anterior a la revolución socialista y un modelo de partido abierto, de masas, a todo aquel que simplemente aceptase el programa de la organización, los bolcheviques (“la mayoría” o “los mayoritarios”) defendían la necesidad de la realización de la revolución socialista sin fases intermedias, con un modelo de partido compuesto por militantes, no meros afiliados, que se constituyera en vanguardia de la clase obrera.
Hoy en día, ese debate sigue abierto, y las y los comunistas tenemos que combatir las interpretaciones revisionistas de Octubre, procedentes tanto desde el campo de la historiografía burguesa como de las organizaciones socialdemócratas y revisionistas.
Pero no debemos combatirlas sólo desde la teoría, sino desde la práctica guiando a pie de tajo a la parte más avanzada de la Clase Obrera hacia el Socialismo. De la misma manera que los bolcheviques de 1917 ejercieron magistralmente su influencia sobre los soviets, despúes de las graves derrotas sufridas en 1905, los bolcheviques de hoy hemos de trabajar con los más avanzados del proletariado, desde órganos ya constituidos y que son órganos potenciales de poder. Como pueden serlo los comités de empresa, el órgano más democrático que tienen los trabajadores hoy. Y desde las asociaciones y plataformas que responden al absoluto abandono del Estado burgués a las necesidades más básicas y elementales de las clases populares.
El Partido Comunista Obrero Español considera que las condiciones para ir al Socialismo son más propicias hoy que en 1917. Por el grado de descomposición del capitalismo y de sus instituciones. Por el nivel que han alcanzado las contradicciones del régimen capitalista, entre la capacidad desbordante de producir riquezas y el grado de miseria provocado por el desempleo fruto de la composición orgánica del capital, más evidente que nunca. Por el grado de desarrollo cuantitativo y cualitativo de la Clase Obrera, sin comparación posible a la de 1917. Y por el aprendizaje que nos permiten las experiencias pasadas de Socialismo.
Hoy más que nunca, el Socialismo debe ser nuestro objetivo más inmediato. El mejor homenaje a la Revolución de Octubre es luchar por el Socialismo. Aquí y ahora.
Secretaría de Agitación y Propaganda del Comité Central del PCOE