El desastroso estado de la sanidad pública dispara los seguros privados en Andalucía

 
A río revuelto, ganancia de capitalistas. Todo aquello que no se garantice de manera gratuita y con calidad se convierte en negocio. De la misma manera, para los capitalistas, privarles…
Sanidad
 
A río revuelto, ganancia de capitalistas. Todo aquello que no se garantice de manera gratuita y con calidad se convierte en negocio. De la misma manera, para los capitalistas, privarles de ese negocio garantizando la satisfacción de las necesidades de una sociedad (alimentación, sanidad, cultura, educación, deporte, …) será una dictadura.

El vertiginoso aumento de la contratación de seguros privados de salud en Andalucía es un síntoma más de la lamentable asistencia sanitaria que reciben los trabajadores andaluces por parte del Sistema Andaluz de Salud. Son ya el 25,43% de los hogares andaluces los que contratan seguros de salud, por encima de la media nacional del 24,61%.

A pesar de la propaganda institucional que presume constantemente de la “joya de la corona”, las movilizaciones que estallaron en el año 2016 en casi todas las provincias de Andalucía ya alertaron de la degradante situación de la sanidad “pública” andaluza.

Ya con gobiernos socialistas, apoyados también por Izquierda Unida en 2012, la sanidad pública andaluza, como la estatal, ha sido un gran nicho de negocio para las multinacionales de medicamentos y los proveedores de todo el material que consumen los hospitales y centros de salud. Monopolios como Fresenius, han reconocido que el mayor negocio proviene precisamente de la sanidad pública. Este grupo alemán soborna a jefes de servicio de hospitales públicos españoles con viajes, regalos, o dinero a cambio de derivar pacientes a sus centros de diálisis, contratarles maquinaria o adelantarles información sobre licitaciones públicas.


Este contubernio entre la sanidad pública bajo un estado capitalista y los monopolios del sector se hace evidente en los Encuentros Globales de Altos Cargos de la Administración Sanitaria, que se celebra todos los años y donde comparten mesa y mantel consejeros de sanidad pública y directivos de multinacionales como Air Liquide Healthcare, Cardiva, Fresenius Medical Care, Gasmedi, GE Healthcare, Otsuka y Roche.

Especialmente sangrante es el caso de Málaga, con el mayor porcentaje de contratación de seguros privados de salud. En una provincia donde se facturaron 14.200 millones de euros en 2018 en el sector del turismo gracias a la sobre-explotación de la clase obrera, donde hay una sobre-población fomentada por la patronal del turismo, los recursos hospitalarios siguen al mismo nivel de hace 30 años. Para el capital, lo prioritario son los spas y los campos de golf, por encima de la necesidad de una correcta asistencia sanitaria al pueblo malagueño.

Ahora, estando el gobierno andaluz en manos de la pata derecha del régimen, aquellos que están abiertamente vinculados con el capital, a veces por lazos de sangre, se continua con ese trabajo en beneficio del sector privado. Con la excusa de aliviar las listas de espera se derivan a clínicas y hospitales privados muchas de las operaciones quirúrgicas programadas, pasando por caja de las aseguradoras privadas los impuestos pagados religiosamente por los trabajadores.

Por tanto, bajo pata derecha o bajo pata izquierda, la sanidad pública en el capitalismo nunca será realmente gratuita, universal y de calidad, porque el capital de los monopolios no lo permitirá ya que se le acabaría el chollo. Igual que la educación, el régimen económico determinará si ambos sistemas de salud y educación se diseñan y planifican en beneficio de toda la población o de una minoría capitalista, o lo que es lo mismo, en función de las necesidades del mercado.

Básicamente el servicio “público” de salud ha servido para mantener en pie a los trabajadores enfermos a base de pastillas, no para curarlos, si no para que no falten al puesto de trabajo donde son explotados por los empresarios.

Pero la lucha por el mercado, la necesidad de expansión del capital arremete también con ese mínimo de sanidad “pública” e impone su deterioro para que la gente se vea obligada a recurrir a los seguros privados, donde como en cualquier negocio, aquellos con pocos recursos recibirán una atención pésima.

El simple hecho de que un 20’8% de partos en 2017 se hayan producido en hospitales privados, viene a desmontar la falacia de esa “joya de la corona”, donde algo tan básico y fundamental como dar a luz no puede garantizarse en las condiciones idóneas en los hospitales públicos andaluces.

En todas las esferas de la sociedad el subdesarrollo crece en Andalucía, una de las regiones más ricas en recursos naturales de Europa. Un subdesarrollo planificado por los grandes terratenientes con sede en Madrid, y las burguesías industriales del País Vasco y Cataluña, que siempre han necesitado una cantera barata de materias primas y mano de obra para facilitar la acumulación de capital industrial y financiero. De la misma manera que han hecho EEUU y Europa con América Latina y África.

Pero no podemos engañarnos. El capitalismo necesita de desarrollo de unas regiones a costa del subdesarrollo de otras. La relación entre naciones, regiones, campo y ciudad, y personas no permite un desarrollo equitativo, sino de sometimiento a través de la extracción de plusvalías, que es como se acumula el capital y como funciona la economía de mercado.

Por tanto, un desarrollo armónico, solidario y en paz de todas las regiones, las naciones y los pueblos sólo es posible dejando atrás el régimen de producción capitalista, instaurando su sucesor más natural y lógico una vez desarrolladas las fuerzas productivas y siendo la producción de todos los bienes más industrial y social que nunca: el Socialismo.

Para ello, las luchas por la sanidad gratuita y de calidad han de unirse al resto de luchas por una educación al servicio de los intereses del pueblo trabajador, a las luchas por unas condiciones de vida dignas de los trabajadores del campo y la ciudad, para construir un Frente Único del Pueblo que servirá de Estado obrero y popular, a través del cual tomaremos el control de las abundantes riquezas naturales de Andalucía, junto a los monopolios privatizados que fueron levantados por la clase obrera oprimida bajo el franquismo y regalados posteriormente durante la actual democracia burguesa.

 

Secretaría Política del Comité Regional del Partido Comunista Obrero Español (PCOE) en Andalucía

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