En solidaridad con el sindicato italiano USB
Toda acción realizada por la clase obrera en defensa real de sus intereses, o simplemente por solidaridad hacia el proletariado que se encuentra en otros países, genera una reacción represiva de la burguesía. No puede ser de otra manera, puesto que todo lo que intente empujar la estrechez de los márgenes tolerados por la clase dominante puede amenazar la estabilidad de dicho dominio de los explotadores.
Tal es el caso de Italia. El 3 de octubre los trabajadores salieron a las calles a protestar por la inacción del Estado a la hora de defender a quienes se encontraban en la Flotilla Global Sumud y fueron secuestrados por los sionistas, pero también se manifestaron para exigir el fin del genocidio. Fue una huelga general convocada por Unione Sindacale di Base (USB), sindicato que está siendo acusado por el Estado porque, según las instituciones, no se ha cumplido el preaviso de diez días obligatorio cuando la huelga no trata de defender derechos constitucionales. Por su parte, USB ha dejado claro que sí defienden dichos derechos porque se trataba de exigir la protección de ciudadanos italianos, así como acciones contra un genocidio en el que el Estado italiano es cómplice.
En cualquier caso, USB ya ha protagonizado movilizaciones de masas en el país, llamando a los trabajadores a manifestarse contra el genocidio y participando decenas de miles de obreros en septiembre. Dado que tiene influencia y puede convertirse en un símbolo de lucha en respuesta a la situación miserable que atraviesa la clase obrera, la represión y la difamación es la táctica de la burguesía para deslegitimar la lucha, agotarlos con sanciones y procedimientos legales, intentando generar rechazo y miedo en los trabajadores que lleguen a admirar la fuerza del sindicato. Quienes acusan a USB son, en realidad, aquellos que han facilitado el genocidio con su armamento y apoyo a Israel; son quienes transfieren cada vez más recursos a la terrorista OTAN deteriorando los recursos públicos. Son, en definitiva, los criminales que pisotean la vida de la clase obrera cada día y pretenden extraer hasta la última gota de sangre de nuestra clase, dispuestos a enviar al proletariado a la muerte cuando sea necesario.
Los capitalistas colocan en el tablero el fascismo porque su sistema se resquebraja. Necesitan torcer las ansias de lucha del proletariado y colocar muros en su camino constantemente, causando agotamiento y desesperanza, a la vez que atomizan y recogen el hastío de los más atrasados ideológicamente para legitimar la mayor reacción, la mayor deshumanización. Aunque ya no existe la URSS para enfrentar al imperialismo, la irremediable crisis del capital pone contra las cuerdas a los explotadores. Por un lado, deben buscar desesperadamente fórmulas para que no se derrumbe su base económica, como son la guerra interimperialista y el control político y de los recursos del Sur Global. Por otro lado, deben enfrentar las consecuencias de la miseria que conlleva la fase monopolista, y cuanto más capital concentra un puñado de parásitos, mayor miseria para quienes producen toda la riqueza, y es por ello que la clase obrera no tiene más remedio que salir a las calles a combatir.
El Partido Comunista Obrero Español se solidariza con USB, pues está siendo perseguido por allanar, con sus acciones, el terreno a futuras protestas y movilizaciones proletarias, a la par que está ensanchando la musculatura del proletariado mediante el desarrollo del sindicalismo de clase en el país transalpino. Solo el proletariado organizado contra el capital puede poner fin a la barbarie y la miseria generadas por el capitalismo que hoy vive días que ya no le corresponden. Más allá de la imprescindible herramienta que suponen los sindicatos, no debemos olvidar que cada paso hacia la defensa de nuestros intereses, de nuestra clase, amenaza a los intereses de la burguesía, de los explotadores. Es por ello que todo aquello que sirva como facilitador de la lucha de clases y pueda elevar la conciencia de clase, potencialmente construye el camino que debe romper, en última instancia, con las restricciones que impone la criminal burguesía. La meta no debe ser otra que la construcción del socialismo, y eso pasa por todas las acciones que estén a nuestro alcance y tengan como objetivo la lucha sin cuartel contra la burguesía; la toma del poder por parte de la clase obrera.
Comisión de Movimiento Obrero y de Masas del Comité Central del PCOE