El capitalismo destruye al Tajo

Una vez más asistimos a lo que hace casi dos siglos Marx avisó: «El capitalismo tiende a destruir sus dos fuentes de riqueza: la naturaleza y a los seres humanos».

Buena prueba de esta cita marxista es la situación actual del río Tajo, especialmente en su paso por la ciudad de Toledo, donde observamos horrorizados cómo las aguas circulan contaminadas, con espuma, a lo que hay que sumar el irrisorio nivel del caudal. Pero, ¿de dónde viene toda esta situación y por qué la relacionamos con el capitalismo?

Vayamos a 1979, cuando se pone en marcha el famoso trasvase Tajo-Segura con el fin de regar tierras de Almería, Alicante y Murcia para el cultivo masivo. A simple vista puede parecer que el trasvase se hace por el bien común, pero nuestra experiencia en analizar y combatir las contradicciones del capitalismo nos dice que eso no es así: el trasvase atiende única y exclusivamente al beneficio capitalista de las grandes extensiones agrícolas del sureste del Estado español.

El trasvase es sólo el remate de este río prácticamente muerto, pues en su curso por Aranjuez ya fluye sin fuerza, y si a eso le sumamos la extracción de sus aguas para el trasvase, la precariedad del río se extrema. El Real Decreto 817/2015 establece unos niveles de contaminación máximos para el Tajo de 1 mg/l de amonio y 0’6 mg/l de fosfato, pero lo cierto es que los niveles actuales se sitúan en 5 mg/l de amonio, mientras que los niveles de fosfato se mantienen «estables».

¿De dónde proceden estos desechos contaminantes? El amonio, de las depuradoras urbanas (especialmente las de la Comunidad de Madrid) y el fosfato, de origen agrícola (de los fertilizantes).

Es decir, el principal causante de la contaminación tan agresiva del río Tajo es la mala gestión de las depuradoras madrileñas, que llegan al Tajo por su afluente, el Jarama. Esta contaminación se vería contrarrestada si el caudal del Tajo fuera el que debiera ser sin un trasvase que atiende a intereses capitalistas de producción masiva, pues el río lograría diluir la mayor parte de los elementos contaminantes.

Es por todo esto que relacionamos la contaminación (en este caso del río Tajo) con el sistema capitalista, que sin pensar en el futuro y en el bienestar social, únicamente atiende a los intereses económicos de las grandes extensiones agrícolas (en este caso).

Mientras exista capitalismo, toda medida individual tomada desde el hogar, desde el individuo, será en vano, pues las contradicciones capitalistas afectan a niveles a los que desde nuestros hogares no podemos hacer frente, con gestos tan mínimos como reciclar o no usar productos tan dañinos para el medio ambiente.

La única forma de armonizar las relaciones de producción, para satisfacer las necesidades de la mayoría trabajadora sin destruir el medio ambiente y el planeta, es la implantación de una economía planificada socialista, cuyo fin último no sea el enriquecimiento de una minoría parasitaria, sino el bienestar de la mayoría.

 

¡Acabemos con el capitalismo para poner fin a la explotación del hombre por el hombre, y del hombre por la naturaleza!

¡Socialismo o barbarie!

 

COMITÉ PROVINCIAL DE CIUDAD REAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (PCOE)

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