¿Una Feria de Albacete para todos?

En lo que respecta a los datos facilitados por el Ayuntamiento, esta Feria de Albacete 2017 ha mejorado estadísticamente tanto en asistencia como en volumen de negocio; en concreto, los métodos de monitoreo utilizados por el Ayuntamiento y la Asociación de Distribuidores estiman que esta edición han afluido 2.553.100 visitantes únicos, obteniendo la recaudación más alta de la historia con 106 millones de euros, un 6% más que en la edición anterior.

Asimismo, Manuel Serrano, alcalde del municipio y que estrena cargo tras la marcha inesperada de Javier Cuenca, ha declarado que ésta es una Feria «excelente, radiante y que ha brillado como nunca en todos los sentidos«, además de incidir en que la «Feria hoy es lo que los ciudadanos han querido que sea su Feria: participativa como ninguna otra y todo un tesoro«. Y es que la burguesía albaceteña y sus políticos no caben en sí de gozo, no importando cuáles sean sus colores o siglas -Cs, PP, PSOE, Ganemos Ab-.

Pero detrás de esta imagen idílica que internacionalmente pretenden mostrar los voceros del capital de la Feria de Albacete y de nuestra ciudad se encuentra la verdadera, mucho más sombría. Aun cuestionando el rigor de sus mediciones, expondremos brevemente con ellas en la mano y a modo de cedazo lo que supone la Feria para la clase obrera en Albacete.

Antes de adentrarnos a fondo en esta cuestión, debemos resaltar que el paro forzoso aumentó en el mes de agosto en la capital en 462 personas, alcanzando la cifra de 15.016 inscritas como demandantes en las oficinas de empleo; a esto hay que sumar todas las personas que no están inscritas o bien cuentan con un contrato a jornada parcial o están dando cursos de formación.

Según los datos publicados en los primeros días de septiembre por el Servicio Estatal de Empleo (SEPE), la cifra de personas que están registradas buscando activamente un puesto de trabajo se ha situado en 35.606. Por sectores, el paro ha subido en todos; con la excepción de la agricultura. En agosto se firmaron 18.627 contratos. De todos ellos, 738 eran indefinidos, es decir, sólo un 4% del total. Y en la provincia ya hay un 55% de parados que no reciben ningún tipo de prestación, la mayoría jóvenes. Se calcula, basándose en datos de la Red Europea contra la Pobreza, que alrededor de 15.000 personas viven en situación de pobreza extrema en la capital y que en la provincia cuatro de cada diez niños están en riesgo de pobreza.

A todo lo anterior habría que añadir el empeoramiento de los servicios sociales básicos, ya que por ejemplo el informe «La Sanidad Española en Cifras 2016» precisa que Castilla-La Mancha experimentó recortes de hasta el 26% de inversión por habitante durante la crisis, es decir, que los castellano-manchegos fueron los que más recortes sanitarios sufrieron en este periodo.

Pues bien, es tan grande la soberbia e impudicia de los políticos burgueses que, ante este panorama desolador que afecta, sobre todo, a la clase obrera, y a su juventud, pero también a otros sectores de la población que sin ser obreros se proletarizan a marchas forzadas o se depauperan, se atreven a ofrecer discursos triunfalistas y jactanciosos sobre la opulencia de una minoría levantada a fuerza de miseria, saqueo y explotación.

Por tanto, para los comunistas, la Feria no es en ningún caso motivo de orgullo para la región sino de repulsa y rabia, pues en estas fechas se muestra más que nunca el lodazal en el que descansa la molicie de la vida burguesa y, por ende, el profundo antagonismo existente entre el capital y el trabajo asalariado, engendrado por el modo de producción capitalista, que no para de exacerbarse cada día que pasa, por mucho que los partidos oportunistas -Ganemos, Podemos, IU o PCE, etc.- así como sindicatos amarillos, UGT y CC. OO. principalmente, intenten embaucar al proletariado y dirigirlo hacia una trampa mortal con el cuento chino de que es posible avanzar hacia un capitalismo más humano, donde los explotadores y explotados sean capaces de estar bien avenidos. Pero en nuestra época, la época del imperialismo o capitalismo monopolista, sólo hay lugar para la barbarie si no somos capaces de organizarnos y hacer la Revolución para así tumbar, de una vez por todas, este sistema criminal.

Ahora bien, como no es oro todo lo que reluce y la verdad es siempre revolucionaria, ahora nos toca a nosotros retirar la capa de oropel del señor alcalde y todos los corifeos que bailan a su son sirviendo de comparsa, incluidos los concejales de Ganemos Ab que, disfrazados de polichinelas en los plenos, hacen de falsa oposición con la intención de acabar con el mito de que la Feria de Albacete es para todos.

   

En primer lugar, destacan las previsiones que antes de los festejos lanzó la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería y Turismo de Albacete, en las que anunciaba que se crearían alrededor de 5.000 empleos temporales para las 300 empresas que operan en el Recinto Ferial y sus aledaños. A pesar del tono grandilocuente empleado por la patronal, con el artero propósito de echar arena sobre los ojos de la clase obrera y hacerle creer que el Recinto Ferial es una mágica sartén generadora de empleo, lo cierto es que esos trabajos, en la mayoría de los casos, no exceden de la semana y media y  en ellos abundan la sobrexplotación, los infrasalarios y, donde el empleo es medianamente decente porque se cumple el convenio laboral establecido, el clientelismo. Las redes clientelares las impone la patronal en contratas municipales con la aquiescencia de las concejalías que las supervisan y de sus comités de empresa, controlados por los sindicatos amarillos lo que, en román paladino, significa que los capataces, muchos de ellos miembros del comité, chantajean a los obreros y les advierten: «O tragas con todo o tu hijo que está en paro forzoso no tendrá ni la oportunidad de trabajar diez días en todo el año en este erial«. Desde luego, esta es una táctica agresiva que arremete frontalmente contra los criterios clasistas del verdadero sindicalismo y que resulta eficaz mientras los obreros no se atrevan a zafarse de ella.

También nos llama la atención que la oferta de esparcimiento popular, saludable y gratuito en la Feria de Albacete 2017 brille por su ausencia. De una manera directa, o indirecta, lo único que se le ofrece a la juventud de extracción obrera es el embrutecimiento por medio del botellón y la incitación al alcoholismo y otros vicios.

Si anteriormente mencionábamos la red clientelar existente en las contratas municipales, tampoco podemos dejar pasar por alto el gansterismo político que determina la concesión de los arcos del Recinto a las asociaciones y partidos. Puedes pasarte años esperando y solicitando por medio de Registro un arco, ya que al final se lo darán al primer arribista que llegue.

Por otra parte, resulta llamativo que el Ayuntamiento, en un ejercicio recaudatorio, haya pasado de ofrecer los autobuses municipales para conectar Albacete con la Feria gratuitamente a pedir un euro por cada viaje. Pero todavía impresiona más que las pedanías de Albacete, que están incomunicadas durante todo el año con la capital, tengan transporte urbano solamente para Feria y varias veces al día. ¿Acaso lo único que importa a los vecinos de las pedanías en su vida cotidiana es desplazarse al Recinto Ferial?

Para nosotros es igualmente repulsivo que los actos religiosos de la Iglesia se conviertan en actos institucionales, aunque a fin de cuentas eso lo permite la Constitución burguesa del 78, hija de las Cortes franquistas. Y, como anecdotario, mencionar el hecho de que la Cabalgata de Apertura tuvo de avanzadilla dos aviones de combate de la OTAN, recordando que en Albacete se encuentra la Escuela de Pilotos de la OTAN desde 2009, donde esta organización asesina y enemiga de la paz mundial y de los pueblos instruye a sus pilotos y realiza auténticos simulacros de guerra imperialista. Es evidente que los burgueses creen más en las bombas que en los rezos para imponer sus designios.

Cabe preguntar: ¿de quién es la Feria? ¿quién sirve a quién? ¿quién se arrastra ante quién? Cualquier persona algo instruida comprenderá que casi la totalidad de lo amasado en la Feria de Albacete va a parar a manos de los grandes hosteleros de la ciudad, y sirve políticamente a la clase dominante para dar una capa de elegante revoco a este edificio podrido que se cae a pedazos, Corona incluida. Esta manipulación se hace, en rigor, con el único objetivo de mantener alienadas a las masas proletarias.

La Feria de Albacete, por lo tanto, para nuestro Partido no es una feria para todos, sino la feria de una sola clase, de una minoría, la de los ociosos burgueses y rentistas que viven del aire, que despilfarran dinero y alternan toros con paseos y carpas VIP en las que existe el derecho de admisión. Luego está la feria de los jóvenes de extracción obrera que no tienen donde caerse muertos y reservan la hucha para fotocopias y tasas, la feria de los trabajadores que madrugan por un salario de miseria o sirven durante estos días en el Recinto con jornadas agotadoras a cambio de una limosna, la feria del jornalero autóctono o inmigrante que trabaja de sol a sol, la feria del jubilado al que le ha quedado una pensión raquítica y sólo se dedica a pasear, la feria del parado forzoso que hasta siente remordimientos de conciencia después de gastarse unos pocos euros por salir un rato a distraerse y la feria de las familias obreras que únicamente se permiten comer unos miguelitos, o un chocolate con soletillas, salir algún día a cenar o comprarle un globo a sus hijos o montarlos en alguna de las atracciones mientras cavilan cómo pueden hacer frente a lo que se les viene encima en la cuesta de otoño con el calzado, la ropa o el material escolar. Para quien tenga ojos u oídos, la Feria de Albacete se asemeja bastante a la escena del restaurante que aparece en la película El ladrón de bicicletas, de Vittorio de Sicca, al más puro estilo del sórdido realismo del cine italiano de posguerra.

El filo de nuestra política apunta a la lucha de clases como motor de la Historia. El diálogo al que llaman los políticos oportunistas que medran al amparo de este sistema corrupto no es más que un canto de sirena que quiere convertir al verdadero productor en un ser sumiso sujeto a unas reglas injustas de un Estado burgués que a medida que se siente más amenazado aumenta sus rasgos reaccionarios. Por eso el Partido Comunista Obrero Español hace un llamamiento al conjunto de la clase obrera y al pueblo trabajador a organizarse en torno a su Partido, el Partido de vanguardia del proletariado, en el Frente Único del Pueblo para luchar por el Socialismo y recuperar la inmarcesible senda que justo un siglo atrás abría la Gloriosa Revolución de Octubre.

Albacete, 21 de septiembre de 2017

COMITÉ LOCAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (PCOE) EN ALBACETE

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