Aumento vertiginoso de la mortalidad en Grecia
El estallido del paro (del 7,2% en 2008 al 22,6% en 2012) y los recortes en el ámbito de la sanidad (un 23,7% entre 2009 y 2011) están provocando fuertes estragos entre las clases populares griegas, aquellas que no tenían o han perdido los medios de subsistencia, principalmente el puesto de trabajo.
La tasa de mortalidad relacionada con los suicidios y los homicidios ha aumentado un 23% y un 28% respectivamente, según un estudio publicado en el American Journal of Public Health.
Los escasos recursos con que dotan a la sanidad pública provoca por ejemplo que disminuya la distribución de jeringuillas desechables o de preservativos y haya aumentado así el contagio de SIDA, un 57% en tan sólo un año.
La sanidad pública a la que recurren los parados o jubilados que no pueden pagar un médico privado no puede atenderlos a todos o bien los servicios que ofrecen ya no son completamente «gratuitos».
Tal es el efecto de las medidas que toman los parlamentos europeos que son la voz de su amo el Capital, ya sea griego, alemán o francés. Recordemos algunas de estas medidas en Grecia:
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Reducciones de salarios y de pensiones de hasta un 30%.
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Bajada del salario mínimo a los 600 euros.
- Subida brutal de precios: un 100% el fuel doméstico, 100% la gasolina, electricidad, calefacción, gas, 50% los trasportes públicos.
- Creación de nuevas tasas e impuestos. Por ejemplo para poner una denuncia a la policía hay que pagar 150 euros. Al mismo tiempo los policías deben hacer una colecta para llenar los coches de patrulla.
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Nuevo impuesto de la electricidad que si no se paga se corta la luz.
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Las parejas con doble salario que sumaban hasta 4000 euros, hoy no reciben más que dos veces 400 euros de subsidio de paro, que se cobra con meses de retraso.
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Los empleados del Estado o de empresas cercanas al Estado, como Olympic Airlines o los hospitales, no cobran desde hace meses. Los trabajadores de la Acrópolis no cobraban desde hacía 22 meses y cuando se manifestaron pacíficamente en la Acrópolis fueron desalojados a golpes de gases lacrimógenos.
Hospital Didymóteicho en Evros, nordeste de Grecia, agosto de 2012
La falta de organización y la individualización llevan a la desesperación
La falta de organización, unidad y un objetivo común por el que luchar lleva a la resignación y la desesperación a los miembros de la clase obrera que han perdido todo al paso de la enésima crisis capitalista.
El Capital se ha nutrido durante siglos del trabajo colectivo de millones de personas; nunca el trabajo individual magnificado y enaltecido por los medios de comunicación ha permitido acumulación alguna.
Los servicios públicos con los que se llenan la boca los reformistas de izquierdas no son más que una migaja de lo que produce el pueblo y además se alimentan de impuestos sobre las rentas que produce nuestro trabajo. No es ahí donde podemos resolver las crisis. Es devolviendo el Capital y sus propiedades a manos de toda la sociedad que es quien lo ha levantado.
Porque es hoy cuando más abundancia material se produce de forma colectiva con la participación de todos los sectores de la clase obrera de todo el mundo. Un sólo producto es elaborado en varios países, lo cual hace que los trabajadores de todo el mundo estemos interconectados. Por tanto, tampoco la «globalización» o «mundialización» es el problema como proclaman modernos nacionalistas disfrazados de «altermundistas».
Es curioso que mientras los demócratas títeres del Capital masacran a los pueblos en este mismo instante repiten hasta la saciedad las historias de terror sobre el comunismo y sus supuestos crímenes. ¿Será quizás porque temen que el pueblo tome la única alternativa revolucionaria posible que es apropiarse de las riquezas que genera y acabe son sus privilegios?
Comisión de Relaciones Internacionales del PCOE