La decadencia del oportunismo: finaliza el 41º Congreso de UGT

 

El modo de producción capitalista, tal y como nació y se desarrolló, morirá irremediablemente. Así sucedió, con avances y retrocesos derivados de la lucha de clases, con el esclavismo o el feudalismo. Pero igual que nos llenamos de convicción científica –materialista y dialéctica- a la hora de afirmar sin complejos el triunfo de las fuerzas proletarias y populares en su camino hacia una etapa superior del desarrollo humano –socialismo-, con igual convicción afirmamos que el capitalismo –como el esclavismo o el feudalismo, cuyos reflejos todavía brillan en algunos lugares del mundo- ni ha caído ni caerá jamás por sí mismo. La historia es rica en enseñanzas a este respecto. No bastan unas condiciones objetivas propicias para la revolución social, no basta con que nos encontremos en la etapa de la crisis general del capitalismo, no basta con que las fuerzas productivas se encuentren ya plenamente desarrolladas y moldeadas por el capitalismo monopolista de Estado. Si a estas condiciones objetivas no se les une dialécticamente el desarrollo paralelo de las condiciones subjetivas, al centro de las cuales se sitúa el Partido como vanguardia política e ideológica del proletariado, la revolución socialista sólo será un espejismo.

 

Partiendo de esta base -la de un régimen capitalista desarrollado-, hay que decir que, a pesar de los claros síntomas de putrefacción, parasitarismo y descrédito popular que hoy arrastra el oportunismo traidor tanto en el terreno sindical como político, tal oportunismo tampoco desaparecerá por generación espontánea; habrá que enfrentarlo y liquidarlo de raíz para reconstruir un movimiento obrero que todavía hoy anda a la deriva. Imperialismo y oportunismo, ya desde los lejanos tiempos del revisionista Brenstein, son una misma cosa; sin la primera no puede existir la segunda. El oportunismo revisionista, ya sea en su práctica reformista o izquierdista, no es más que ideología burguesa inoculada en el movimiento obrero. Roma sí paga traidores.

El pasado 18 de abril, en Madrid, clausuraba su 41º congreso confederal la organización oportunista -antiobrera e imperialista- UGT (CSI). Un espectáculo degradante y penoso que hubiera provocado nauseas al mismísimo García Quejido, fundador de lo que un día fue un sindicato de clase socialista. Tal teatro burgués, bajo el marco de una crisis capitalista devastadora para el proletariado, podría resumirse en palabras del mismo Cándido Méndez -reelegido Sº General vitalicio-, después de casi un cuarto de siglo asentado en la confortable butaca sindical del régimen:

«No voy a abandonar nunca la UGT»

Estas palabras de Méndez ejemplifican bien el lamentable estado de su organización, incapaz de superar su atrofia interna tras largas décadas al servicio fiel de la burguesía. Palabras que suenan a lápida mortuoria, representando una macabra metáfora de lo acaecido en el 41º congreso de su organización. O quizá a un pronto reclamo de una buena poltrona en cualquier Consejo de Administración del capital monopolista, tal y como les ha sucedido a sus antiguos compañeros de viaje tales como Fidalgo, González o Aznar.

Ese esperpento al que el oportunismo llamó 41º congreso confederal, se nutrió de 600 “delegados” que a modo de zombis, eligieron con mansedumbre y sin presentar alternativa alguna, al mismo muerto viviente al que llevan “eligiendo” sin solución de continuidad desde 1994. 18 años como padrino de UGT, funcionando a modo de jerarca sindical del régimen capitalista español, no han sido suficientes para siquiera conseguir un único voto en contra de Don Cándido. Se impuso pues, la “regeneración de UGT”; a cargo, eso sí, de una ejecutiva encabezada por Méndez y sus consiglieres, bendecida por los 600 figurantes que acudieron al velatorio de Madrid. El 86,32% de los “delegados” votaron por la única lista presentada – la del longevo extremeño-. El poco más de 10% restante, o bien no sabían votar o literalmente se quedaron en blanco, quizá para guardar las formas y no llegar a ese molesto 100% que tan poco gusta en organizaciones “plurales y democráticas” como UGT. Los congresos del oportunismo –ya sea UGT, CCOO, PSOE o IU-, siempre están bien cocinados, cocidos a fuego lento durante largos meses.

Con todo y como orgullosa organización oportunista, la “nueva ejecutiva” ugetera dejará feliz al reaccionario feminismo burgués, pues cumplirá escrupulosamente con la Ley de Igualdad. La dirección de UGT hasta 2017, pues, estará compuesta por 10 miembros, 5 varones y 5 hembras. La perfección “igualitaria”. Mientras el capitalismo rompe el espinazo a diario a la mujer proletaria, el oportunismo reinante vende la paridad de su ejecutiva como un “signo de progreso”. Nos preguntamos, ¿de qué le sirve a la clase obrera poder contar con la presencia de 10 mercenarios sindicales al servicio de la oligarquía financiera?, ¿qué importa que sean mujeres o hombres?

Ante un movimiento obrero destruido y un movimiento sindical moribundo -en gran parte gracias a la labor del oportunismo traidor de UGT-, ante millones de trabajadores pauperizados y sobreexplotados, millones más ya sin convenio, ante una crisis capitalista que ha legalizado la esclavitud asalariada mandando a millones de obreros y empleados al exilio, el desempleo o directamente al suicidio, algún ingenuo todavía podría pensar que en tan magno congreso “sindical”, se hubiera hablado de la clase trabajadora. De su terrible situación económica, política e ideológica, de su enajenación, división y desmovilización ante el ataque descarnado de la oligarquía financiera, identificando la causa originaria de tal contexto; las relaciones de producción capitalistas en su etapa imperialista.

Cabría decirle al ingenuo, obviamente, que UGT no habló de ello en su 41º congreso confederal; eso supondría tanto como reconocer el triunfo del capitalismo y por tanto del oportunismo como ideología burguesa en el movimiento obrero. Allí por tanto, ni se habló de clase obrera, ni de asalariados en huelga de hambre ni de EREs -propios y ajenos-, ni de lucha, ni de unidad, ni de solidaridad, ni de conciencia ni de tantas otras cuestiones prioritarias para el proletariado. La organización encabezada por Méndez, hace ya mucho que dejó de ser un sindicato de clase. Allí sólo se habló de UGT en tanto que tal, como pilar fundamental del régimen capitalista. Bajo una fraseología vacua y vergonzante, se habló de cómo actuar para seguir siendo una referencia de la burguesía en el movimiento obrero, de cómo “superar estos difíciles momentos” en los que el capital muestra a cara descubierta sus esencias reaccionarias, desnudando de paso a estos charlatanes oportunistas.

Así se pronunciaba el señor Méndez, seguro de su apabullante triunfo como candidatura única;

UGT se encuentra en una etapa muy difícil (…), es preciso construiruna organización con menos estructura y que funcione mejor(…) es necesario el relanzamiento industrial y la inversión en infraestructuras, el peso que tenía el ladrillo ya no lo puede tener en el futuro y hay que buscar varios sustitutos (…), hoy el bienestar de muchos años de esfuerzo se ve aplastado bajo la imposición de austeridad, austeridad y más austeridad (…) tenemos el compromiso de construir un gran consenso social y político con el que podamos defender los intereses de nuestro país (…) Es necesario igualar para crecer (poniendo a Brasil como ejemplo), así se revitaliza el mercado interno, así se combate al desempleo”.

He aquí la síntesis que cualquier jerarca del régimen podría suscribir sin problemas; “superar” un descrédito popular galopante, pedir milagrosas “inversiones” a la oligarquía financiera (tal y como si el “neoliberalismo o el capital financiero” fuera una “anomalía” del modo de producción capitalista), mendigar más tiempo a la UE imperialista para aplicar sus recetas antiobreras. En su lenguaje infantil “más crecimiento y menos austeridad”. Todo ello enmarcado en un nuevo y anhelado “pacto social” con los enemigos del pueblo a fin de “crear empleo” y defender “a nuestro país” con sus “ciudadanos”. Como colofón, el “modelo de desarrollo” a imitar por el Estado español no sería otro que el capitalismo brasileño –el de “palacios y favelas”-, allí dónde la “moderna empresa española de éxito”, Inditex, mantiene hoy día talleres de esclavos.

Tal y como si el tiempo se hubiera detenido, el oportunismo permanece inalterable en sus posicionamientos. He ahí la decadente candidatura elegida en ese 41ª congreso confederal, fiel reflejo de la putrefacción capitalista.

Como afirma nuestro Comité Ejecutivo;

El imperialismo, consecuentemente, tratará de conducir la respuesta de los trabajadores por la senda del oportunismo, o lo que es lo mismo, del reformismo. Porque es consciente que El reformismo es una manera que la burguesía tiene de engañar a los obreros, que seguirán siendo esclavos asalariados (…) mientras subsista el dominio del capital(…) Es plenamente consciente que la misión de los reformistas es dividir y engañar con algunas dádivas a los obreros, pretenden apartarlos de su lucha de clase” [Lenin]. Por ello la oligarquía se afana en subvencionar al oportunismo, cuya praxis es el reformismo y de aquí se derivan las ingentes cuantías de dinero otorgadas a las podridas cúpulas sindicales y a los partidos reformistas.”

Cuando la clase dominante desata con furia la lucha de clases al calor de una profunda crisis capitalista que retuerce los grilletes del proletariado, con mayor firmeza el oportunismo se agarra a sus valedores burgueses, evidenciando ante las masas laboriosas su traición infame a los trabajadores. Esto es los que UGT ofrece a la clase trabajadora; más pactos antiobreros, más desmovilización, más ideología burguesa, más corruptelas, más capitalismo. Ante la cruda realidad que vivimos, tratan de emboscar al capital monopolista y la estructura estatal que lo sustenta y de la que forman parte, bajo epígrafes tales como “Estado del bienestar” o “democracia”. Estado burgués y democracia burguesa que entusiasma a este sindicato al servicio de la burguesía.

Tras esta aberrante nihilismo congresual, dónde nada había que debatir, denunciar o elegir, fueron tomadas dos medidas formales de “gran importancia”, además de la aprobación de la flamante “nueva ejecutiva paritaria” encabezada por el mismo hombre de siempre. La primera es que el Secretario General de UGT ya sólo podrá permanecer en el cargo 12 años, por lo que el anciano Méndez no podrá optar al cargo en 2017. La segunda es que seguirán “movilizándose” contra los “recortes y la austeridad del Gobierno del PP”. Ya se sabe que en esa Andalucía del PSOE e IU -tan “alejada del neoliberalismo del PP”-, la clase trabajadora disfruta del “paraíso terrenal”. Allí al parecer existe un “capitalismo de rostro humano”, aunque apenas podamos distinguirlo del existente en el resto del Estado.

Bajo el aplauso de la Ministra de Trabajo –curiosamente “del Gobierno del PP”-, así como de dirigentes del PSOE, CEOE, CCOO e IU, el oportunismo clausuraba su sesión escudado por sus aliados, confirmando su adhesión inquebrantable al modo de producción burgués y capitalista. La situación en la que se encuentra la clase obrera, así como la lamentable situación que presenta el Estado español –incapaz incluso de sostener los sistemas educativo, sanitario y sociales, es decir, la reproducción de la fuerza de trabajo- son fruto de la Transición, de la democracia burguesa y del capitalismo monopolista de Estado. Fruto de todas aquellas fuerzas burguesas y oportunistas que hoy conforman el régimen; desde los herederos del nacional-catolicismo (Corona-PP), hasta llegar a los jerarcas que aprendieron a hacer de la traición un arte tanto en terreno político (PSOE, PCE, IU), como sindical (CCOO o UGT).

La decadencia y putrefacción del oportunismo, acorde al modo de producción al que sirve, pone de manifiesto la necesidad imperiosa de purgar al movimiento obrero y popular de estos elementos burgueses. Extender con eficiencia nuestra política de masas, implica desbancar al oportunismo de los Comités de Empresa, transformando estos órganos en verdaderas expresiones del proletariado, en órganos democráticos de poder popular antagónicos a la dictadura capitalista.

La solución a los problemas de la clase trabajadora no va a venir de la mano de los responsables burgueses ni de sus sicarios oportunistas. De ellos sólo pueden venir más agresiones para la clase trabajadora, más explotación y más miseria, tal y como ha puesto de manifiesto el 41º congreso confederal de UGT. La solución a nuestros problemas como trabajadores sólo puede venir de la mano de la unión y organización de la clase trabajadora como sujeto histórico revolucionario, condición necesaria para la consecución del Socialismo.

Por ello, hacemos un llamamiento a los Comités de Empresa, Delegados de Personal y trabajadores a unirse y organizarse constituyendo Asambleas de Comités, Delegadosy Trabajadores y, a éstos, a unirse con todos los sectores obreros y populares machacados por el imperialismo, como son los estudiantes, la mujer trabajadora, los jubilados, los desempleados, conformando el Frente Único del Pueblo.

¡Sin tregua al oportunismo!


¡Por las Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores y el Frente Único del Pueblo, construyamos poder popular!


¡Construyamos socialismo!


¡Viva la lucha de la clase obrera!

 

Comisión de Movimiento obrero y de masas del Comité Central del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)

 

 

 

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