La lucha ideológica en el capitalismo

Que el capitalismo actual, en su fase imperialista, ha entrado en bancarrota y que sólo le sostiene la guerra ideológica no es algo que, por evidente, vaya a ser nuevo. El capitalismo ya cumplió con su misión histórica que fue desarrollar al máximo los medios de producción. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes y esto se convierte en una traba para el progreso social, no quedando otra alternativa que la muerte de un sistema caduco e inhumano, para que nazca otro que armonice las relaciones de producción con las fuerzas productivas. El capital está intentando por todos los medios no perder la batalla de esa desarmonización en un intento de perpetuarse, pero, la realidad, una vez más, le viene a desmentir.

Tenemos un ejemplo en el teletrabajo, que es el último método para sostener la ganancia capitalista. El capitalista atribuye al debe del obrero una parte de capital constante (medios de producción) necesario para el desarrollo de la actividad económica, convirtiéndose ya en completamente innecesario, en un escenario donde el capital variable (fuerza de trabajo) pierde peso en pos del capital constante, debido al desarrollo extremo de los medios de producción propios de la fase del capitalismo putrefacto, la imperialista. Por eso es la nueva fórmula de trabajo que progresivamente se impone.

Respecto al capital variable, el teletrabajo crea un escenario donde el precio de la hora/trabajo está completamente desregulado y al capitalista le permite aumentar la intensidad del trabajo para mantener la misma cantidad de plusvalía sobre un capital variable que, como ya dijimos, mengua debido al desarrollo extremo de los medios de producción, que sustituyen a los trabajadores por la tecnología, que son propios de unas nuevas relaciones de producción más elevadas y que son la prueba de que es ya imposible armonizar las fuerzas productivas y las relaciones de producción bajo el sistema capitalista.

Por otro lado, la inteligencia artificial es el triunfo definitivo del capital constante sobre el capital variable y la puerta de entrada a unas nuevas relaciones de producción. Es la automatización del trabajo intelectual. Esto está generando un ejército industrial de reserva que se hace insostenible para las relaciones de producción capitalista y que facilitan la apropiación social de los réditos del trabajo. La figura del capitalista, que vive de la explotación del trabajo asalariado, se hace ya completamente innecesaria y ya no le permite extraer plusvalía de un capital variable que bajo la influencia de la inteligencia artificial está prácticamente extinguido.

La vanguardia obrera, por su organización y su conciencia de clase, debe insuflar ideología obrera a la clase trabajadora. Debe ser capaz de explicar al obrero este estado de cosas para que se ponga en marcha y supere la guerra ideológica llevada a cabo por el capitalismo. Sólo hay que imprimir carácter social al rédito del trabajo y no como mercancía para la apropiación privada, pero esto no ocurrirá sin la resistencia violenta de los explotadores. Su superación permitirá la entrada a unas nuevas relaciones de producción armonizadas y más elevadas, las socialistas. Por eso, desde el PCOE, hacemos un llamamiento a la clase obrera a organizarse en nuestras filas y a participar en el enterramiento de este monstruo asesino que parasita la producción social y que viene chorreando lodo y sangre, ya que en su fase imperialista sólo puede sostenerse por el expolio y la guerra en su insaciable lucha por conseguir nuevos mercados.

 

Comisión de propaganda del CC del PCOE

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