Sobre la situación de Cataluña

La situación de Catalunya pone sobre la mesa de discusión la penuria de un sistema que hace aguas por todos los lados. Los argumentos son cínicos por parte de la derecha y pobrísimos desde el lado “izquierdo” para abordar un problema secular que debe resolverse a la mayor brevedad posible.

La derecha ha venido sosteniendo el criterio de que a través de la fuerza ningún objetivo es alcanzable, porque en el imperio del “Derecho” y de la “Democracia” debe imponerse la palabra y las buenas hechuras. Se objetó la violencia de ETA  para contener las ansias de independencia del pueblo vasco. Ahora que Catalunya quiere hablar y lo ha pedido por activa y por pasiva, pero ahora, la palabra no vale.

Claro que el gobierno, los socialistas, en general la derecha, en estos momentos cruciales evitan el término “pacífico”, porque los catalanes están demostrando que, menos violentos, son de todo. Así que sale a relucir el imperio de la Ley: fuera de la ley nada es alcanzable. Pero, ¿quiénes son los que apelan a las leyes? Si realmente este país se atuviese a las leyes, tanto el PSOE como el PP, deberían ser partidos ilegalizados por corruptos, por engañar al pueblo con programas electorales que no cumplen, etc. ¿En nombre de qué decencia nos hablan? Cada palabra que sale de la boca de los dirigentes del PP y del PSOE suena a burla.

También los que se autodenominan de izquierda, incluidos los que nos hablan de los de “arriba” y “abajo”, toman una posición ambigua, se ve que este problema, como tantos otros, no lo dominan, porque querer estar sin que se les vea es algo imposible. Estos pretenden esquivar sus responsabilidades y no van al fondo de la cuestión.

También los hay muy revolucionarios que creen que con decir que hasta que no llegue el socialismo no existirá la verdadera oportunidad de imponer el derecho a la autodeterminación y será cuando el proletariado y el pueblo en general podrá expresarse libremente ya está todo dicho, porque lo que se dilucida en estos momentos es una lucha intestina entre facciones burguesas.

Es evidente, la nación es inherente al sistema capitalista, nace con este modo de producción y por tanto el nacionalismo es burgués, porque los comunistas somos internacionalistas. ¿Y qué?

¿Cuál es el fondo de la cuestión? Pues que las luchas domésticas entre burguesías, deben ser azuzadas para exacerbar sus contradicciones, este es el abecé de la táctica de la lucha de clases. El proletariado catalán no está a la altura de las circunstancias, como tampoco el del resto del estado ¿tenemos entonces que dejar que transcurran los acontecimientos sin tomar parte en ellos, sin dar nuestra opinión concreta sobre lo que sucede en estos momentos? ¿Es esa la posición correcta de un partido revolucionario? ¿Qué puede pasar a partir de ahora? Pues que el gobierno del Estado en concomitancia con los “socialistas” y bajo la “neutralidad” de la autodenominada izquierda más, la pasividad de la” izquierda científica”, imponga alguna clase de ley de su propia cosecha que condene a los catalanes, por supuesto, que no será solo contra Más, porque eso no cambiaría nada, y esto por mucho que se quiera disimular no es más que un país imperialista imponiendo la subyugación de otro pueblo. Si llega este caso, todos serán cómplices juntos con el gobierno del sometimiento del pueblo trabajador catalán.

Ciertamente, ésta no es la forma en que nosotros los comunistas del PCOE nos gustaría que discurriesen los acontecimientos, pero están así planteadas las cosas y desde esta base es desde donde tenemos la obligación de encararla. El PCOE está en contra del sojuzgamiento de un país por otro, aun siendo burgueses. Y estaremos en contra de cualquier acto represivo del estado español contra el pueblo catalán.

 

COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)

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