Arrecia el anticomunismo en la campaña electoral. Desde Anguita a Aguirre, todos a salvar al Capitalismo.
Tras la conformación de la coalición oportunista PODEMOS-IU, tan defensora del capitalismo y del estado burgués como los imperialistas, pues esta coalición es hija de ellos, observamos cómo los reaccionarios de los genuinos partidos burgueses – PP, PSOE o C’s –, así como los voceros de sus medios de comunicación de masas no dudan en lanzar todo tipo de proclama contra el comunismo, y los comunistas, con un triple objetivo:
- Tratar de asociar, falsamente, a la coalición oportunista PODEMOS-IU con el comunismo.
- Emplear la estrategia del miedo, apoyándose en la ignorancia política del Pueblo Trabajador fruto del revisionismo y de la propaganda, para tratar de arrancar los máximos votos para los partidos de perfil más reaccionario.
- Generar el máximo rechazo y miedo entre el pueblo trabajador contra el comunismo.
La burguesía es plenamente consciente de que la coalición PODEMOS-IU no sólo no supone un riesgo para su dominio dictatorial, de hecho sabe perfectamente de la necesidad de estas fuerzas oportunistas para su subsistencia, cuyo objeto no es otro que encauzar el descontento popular por las vías del sistema burgués de tal modo que el capitalismo, como sistema económico, así como la dictadura de la burguesía no sean cuestionados, sino asumidos como único sistema posible, desviando al Proletariado de su verdadera y única ideología – el marxismo-leninismo – y de su misión histórica: Derrocar al capitalismo, imponer el socialismo y la dictadura del proletariado, como instrumento necesario e imprescindible para transitar hacia el comunismo, hacia la sociedad sin clases ni estado y cuyo objetivo es el desarrollo ilimitado y multilateral del ser humano.
Este comportamiento de la burguesía es lógico, pues realmente está señalando, y temiendo, al que reconoce y sabe que es su sepulturero, a su verdadero enemigo de clase – el proletariado revolucionario – y su única alternativa: el socialismo, como fase previa del comunismo.
Así los elementos más reaccionarios, como Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, cuya acción política se ha caracterizado por servir a los monopolios a costa de empobrecer cada vez más al pueblo, declararse admiradora y partidaria de la potencia más criminal de la historia (los EEUU), de las guerras imperialistas, defensora a ultranza del franquismo y ser la máxima dirigente de un partido carcomido por la corrupción como el PP de Madrid, decía la semana pasada, en referencia a la coalición de PODEMOS-IU, lo siguiente “Ya ha dicho Anguita, somos todos comunistas(…) El comunismo es la ideología más criminal de la historia”.
Pero ¿cómo respiran a los que acusan de comunistas los lacayos de los monopolios? Puesto que Anguita es “voz autorizada” del comunismo, según Esperanza Aguirre, vayamos primero a él. En diversas entrevistas Julio Anguita ha manifestado lo siguiente “Yo, que soy comunista, hace tiempo renuncié a plantear el comunismo como alternativa o el socialismo, porque eso no llega a la gente. A la gente sí le llega un derecho humano”. Anguita, que “renuncia a plantear el comunismo como alternativa o el socialismo porque eso no llega a la gente” se ha convertido en un firme partidario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de la Constitución española de 1978, puesto que eso parece que le llega a la gente según dice él, y que le lleva a escribir en la página web del Frente Cívico lo siguiente: “Confieso ante los lectores que mi mundo de valores y proyectos políticos está enmarcado por dos documentos: la solemne Declaración de DDHH de 1948 y La Carta de la Tierra del 2000. Consecuentemente, con ello le otorgo a la ciencia económica el papel de instrumento al servicio de los objetivos contemplados en ambos”.
En una reciente entrevista, realizada el pasado 23 de mayo, Anguita señalaba, en referencia al actual periodo electoral, “Me dirigiré a la mayoría de la población, a las capas medias, a los trabajadores, y también a una parte de la izquierda sobre sus métodos, para señalarles que el objetivo es obtener el respaldo de la mayoría. Sumar a la mayoría sin desdecir nuestro mensaje, explicando que desde la izquierda sumanos a la inmensa mayoría, con los Derechos Humanos, la legalidad, el Estado de Derecho. Es decir, le tenemos que robar a la derecha las palabras vacías que ellos usan sin contenido cuando dicen “Estado social y de Derecho, o Constitución española…” Nosotros las tenemos que llenar de sentido. Y quitárselas a ellos porque las están prostituyendo”, de tal modo que a la pregunta “¿Qué temen el BBVA y el Santander, qué teme el IBEX, qué temen los poderosos de Unidos Podemos?” no dudó en responder lo siguiente: “Le temen a la ley…”
Vemos, pues, que Anguita, ese hombre que lidera “el reencuentro de las Juventudes Comunistas” en boca de Susana Díaz – la político más inmoral, indigna y reaccionaria que seguramente exista en el panorama político español -, no sólo renunció al comunismo porque en su criterio “no llega a la gente”, ignorando el papel que organizaciones como la suya durante décadas ha realizado en ese sentido abrazando el oportunismo y obviando por completo las leyes que rigen la sociedad, convirtiéndose en partidario del capitalismo y su legalidad, tal y como se demuestra en el fervor con el que defiende los Derechos Humanos y la Constitución Española.
Y es que defender la Constitución Española, que es la Reforma de las Siete Leyes Fundamentales del Movimiento Franquista, es defender el sistema capitalista, tal y como se reconoce en el artículo 38 por el que “se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado”. Por otro lado, el artículo 23 de la Declaración de los Derechos Humanos reconoce el salario y el principio de que a igual trabajo igual salario. La asunción del salario implica asumir el trabajo asalariado y, consecuentemente, la explotación capitalista. Carlos Marx, al respecto, señalaba que “salario y propiedad privada son idénticos, pues el salario que paga es el producto, el objeto del trabajo, el trabajo mismo, es sólo una consecuencia necesaria de la enajenación del trabajo; en el salario el trabajo no aparece como un fin en sí, sino como un servidor del salario (…) Un alza forzada de los salarios, prescindiendo de todas las demás dificultades (…) no sería, por tanto, más que una mejor remuneración de los esclavos, y no conquistaría, ni para el trabajador ni para el trabajo su vocación y su dignidad humanas. (…) Incluso la igualdad de los salarios, como pide Proudhon, no hace más que transformar la relación del trabajador actual con su trabajo en relación de todos los hombres con el trabajo. La sociedad es comprendida entonces como capitalista abstracto. (…) El salario es una consecuencia inmediata del trabajo enajenado y el trabajo enajenado es la causa inmediata de la propiedad privada. Al desaparecer un término debe también, por esto, desaparecer el otro”. Como se puede apreciar la ideología de Anguita es opuesta al marxismo, hallándose Anguita en la orilla ideológica contraria a la de Marx, y por tanto hallándose ubicado en la misma orilla de la burguesía, del capitalismo.
El Podemita Pablo Echenique, que según él mismo expresó “hace unos años era neoliberal, afiliado a Ciudadanos y apoyaba la guerra de Irak”, señalaba el pasado 18 de mayo que “el comunismo es algo viejo, que no funcionó” coincidiendo con lo que decía su antiguo jefe, Albert Rivera, no sospechoso de ser un reaccionario, el pasado 10 de mayo cuando decía que “Podemos se ha quitado la careta y ha pactado con el viejo partido comunista. Es una alianza táctica simplemente. Apuestan por el comunismo como ideología, que es respetable, pero obsoleta desde mi punto de vista”.
Errejón, autodenominado por el mismo como “militante del cambio”, no se queda atrás, y señaló en una entrevista realizada el 26 de mayo que “el comunismo no existe en el imaginario como un proceso de transformación colectiva para un mundo más justo, porque se convirtió en una pesadilla burocrática en muchos casos y para la mayor parte de la gente es una antigualla”. Si la sociedad sin clases y sin estado, la emancipación del ser humano del trabajo asalariado y la abolición de la explotación del hombre por el hombre son una antigualla ¿qué no será el capitalismo que condena a centenares de millones de seres humanos al hambre y a miles de millones de seres humanos a la miseria, a la explotación y a la guerra y que Errejón pretende mantener? Estas barbaridades las emiten sujetos que son Doctores en Ciencias Políticas e investigadores universitarios, un hecho que nos deja ver con exactitud la salud de la educación en el capitalismo, donde en la Universidad enseñan auténticos militantes del imperialismo, vulgares anticomunistas como Errejón.
Lo que sí es un hecho, y lo estamos pudiendo corroborar, es que tanto reaccionarios como “militantes del cambio” señalados como “comunistas” por los primeros, no pueden disimular su anticomunismo feroz, su verdadera ideología burguesa.
La contradicción fundamental que rige en el mundo hoy es la lucha entre el socialismo – aspiración máxima del proletariado – y el imperialismo – aspiración máxima de los monopolios. El imperialismo está quebrado estando forzados los monopolios a agudizar cada vez más la explotación asalariada, adaptar las estructuras políticas mundiales a sus necesidades arrollando por completo los derechos de los pueblos y de las masas trabajadoras y convirtiendo a los estados nación en meras sucursales de las estructuras supranacionales imperialistas, conquistar a sangre y fuego nuevos mercados, confrontándose las potencias imperialistas y condenando al mundo a la guerra. Contra ese escenario se rebelan naciones que reivindican su independencia, trabajadores que rechazan que sus vidas sean todavía más miserables, la lucha de clases se agudiza cada vez más. Lenin de manera espléndida caracterizaba el período histórico que le tocó vivir, y que hoy sigue perviviendo con mayor virulencia, por más que los lacayos del capital – desde Echenique o Errejón a Rivera – pretendan ocultar la verdad con argumentos tan peregrinos como “que el comunismo es algo viejo” o que “el comunismo no llega a la gente”, de la siguiente forma: “El imperialismo es la época del capital financiero y de los monopolios, los cuales traen aparejada por todas partes la tendencia a la dominación y no a la libertad. La reacción en toda la línea, sea cual fuere el régimen político; la exacerbación extrema de las contradicciones en esta esfera también: tal es el resultado de dicha tendencia. Particularmente se intensifica también la opresión nacional y la tendencia a las anexiones, esto es, a la violación de la independencia nacional (pues la anexión no es sino la violación del derecho de las naciones a su autodeterminación)” dejando Lenin bien a las claras que la forma de gobierno a la que lleva el imperialismo es la reacción, algo constatable en España, donde existen presos políticos y donde la clase obrera de hecho se encuentra ilegalizada.
La burguesía, fundamentalmente tras la Segunda Guerra Mundial, y como consecuencia del heroísmo de las filas del proletariado mundial dirigidas por la Unión Soviética y su máximo dirigente, Stalin, conoció la fortaleza del proletariado cuando éste armado con la bandera roja y su ideología invencible, el marxismo-leninismo, destrozó al fascismo conformado por los monopolios y aupado por socialdemócratas y demócratas-cristianos, o lo que es lo mismo, por los demócratas burgueses. La burguesía ante este episodio de la historia escrita con letras de sangre del proletariado, advirtió de la necesidad de priorizar la lucha ideológica, y la ideología militante del imperialismo es el anticomunismo, ideología que, como hemos visto, abrazan de una manera más tosca y reaccionaria o de una más pseudocientífica y sutil pero igual de burguesa los Anguita, Aguirre, Errejón, Rivera, Echenique y todo dirigente del espectro político burgués.
En estos días que corren, donde los voceros no dudan en bramar contra el comunismo, reiterando que éste ha muerto, que es caduco y trasnochado, se están gastando ingentes cantidades de dinero, de horas de televisión y radio, de papeles de periódico y de páginas web, arremetiendo contra algo que, según dicen es del pasado y murió, o lo que es lo mismo, en matar a un muerto. La realidad es que los capitalistas – desde PODEMOS-IU a PP – no pueden ofertar al pueblo otra cosa que sufrimiento, explotación, miseria y guerras imperialistas. El estado está quebrado económicamente, los monopolios europeos ya están advirtiendo que los recortes sociales y los ataques contra la clase obrera deben acentuarse marcando claramente la política económica del futuro gobierno. Lo que los capitalistas venden como nuevo al pueblo es más de lo mismo: más imperialismo, más unión europea, más conciliación de clases que significa subordinación de la clase obrera y demás clases populares a los intereses de los monopolios, más pobreza para la mayoría para que la oligarquía sea cada vez mas rica. Los empresarios no tienen que preocuparse con la coalición oportunista IU-PODEMOS, unos abrazan la Constitución Española y tras la reunión de Pablo Iglesias con los empresarios del Cercle d’Economía, en Sitges, nada tienen que temer porque “para que España vaya bien a los empresarios les debe ir bien”, ergo para que a los empresarios les vaya bien, como les ha ido durante estos 40 años de democracia hija del franquismo, al pueblo le debe ir mal, como se ha demostrado y se está demostrando en todo el mundo.
El imperialismo no tiene nada más que ofrecer, por ello el anticomunismo cabalga desbocado contra el comunismo – que según todos ellos es antiguo, caduco o está acabado -, pero ellos saben que ese muerto del comunismo está plenamente vivo y es más necesario que nunca, por ello los hechos de los monopolios niegan las palabras de sus voceros y sicarios oportunistas. La burguesía lleva la lucha ideológica a todos los rincones de la vida social, al deporte, a la música – sin ir más lejos este año Eurovisión la ganó una canción que, curiosamente, atacaba a Stalin -, pero también tratan de señalar como comunismo a todo aquello que pretender mostrar como negativo al pueblo, aunque no sea comunista, con objeto de predisponerlo en contra.
Es la propia burguesía, los mismos capitalistas – de derechas y de izquierdas todos ellos iguales de anticomunistas – los que muestran cual es el único adversario que ellos conciben y admiten: El Comunismo. Y es que la burguesía sabe, a carta cabal, que la única alternativa a su tiranía y a la barbarie capitalista es que el pueblo trabajador sea quien imponga su dictado, que tenga en sus manos todos los medios de producción implicando ello su avance inexorablemente hacia la consecución del comunismo. Es por esta cuestión por la que todos ellos, desde Aguirre hasta Anguita, desde Errejón a Rivera, no duden en arremeter contra su único enemigo, contra el verdadero enemigo del capitalismo asesino del que ellos son producto ideológico. La burguesía es plenamente consciente de que el mundo o será comunista o no será y trata de impedirlo con y por todos los medios, por ello hoy, y siempre, toca atizar al comunismo, porque es la única tabla de salvación que tiene y porque ya huelen que el proletariado dirigido por su ideología, el marxismo-leninismo, vamos a mandar al capitalismo donde le corresponde, que no es otro sitio que el estercolero de la historia.
F. J. Barjas.
Secretario General del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)