Comunicado C.Central a favor del Frente de Trabajadores y del Pueblo
Con motivo del debate en el parlamento del estado sobre el estatuto de Cataluña, el presidente Zapatero, nos impresionó a todos de nuevo, ofreciéndonos la semblanza de un país en alza perpetua. España y junto a ella las comunidades autonómicas gozan de una salud envidiada por países mas desarrollados, que sienten como les pisamos los talones o los desbordamos.
Las cifras macroeconómicas minuciosamente detalladas delatan el avance incontenible de la sociedad española, todo con el objetivo de demostrar, en esta ocasión, que la descentralización actúa como acicate frente a la presión y al encorsetamiento del centralismo.
Los datos, escrupulosamente copiados, se barajan siempre según la conveniencia para refrendar unos argumentos que incline la balanza a favor del posicionamiento en una situación dada. Tambien, el gobierno como la oposición se desafían para lucirse de cara a la galería, la cuestión es el voto en juego. Por ese motivo, no nos faltan debates monográficos, los retos están al orden del día. Así el ciudadano puede ir haciendo acopio de razones para cuando llegue la hora de las votaciones, porque todo, absolutamente todo, se mueve en torno a las elecciones: terrorismo, estado de la nación, estatutos, autonomías, Loe. Pero ¿y el paro, la falta de libertades del pueblo trabajador, los salarios, el problema de la vivienda, etc, es decir, todo lo que concierne directamente a las clases trabajadoras, por qué no merece por parte del gobierno y de la oposición sesiones concretas del parlamento?
Todos los argumentos que vienen sustentando los gobiernos de turno como la oposición para lustrar la democracia burguesa se vendrían abajo, con tan solo dos minutos de parlamentarismo que se le dedicara a los problemas del pueblo, pues tanto la verdad como la mentira desvelarian el carácter clasista del regimen y el de su institución mas importante, el parlamento. La Macroeconomía se desmoronaría y con ella los valores distintivos del sistema, porque los seductores resultados globales, tienen como meta ocultar las deficiencias de un sistema clasista. Así, el incremento de dos o tres puntos de la economía en general, esconde que las empresas durante los nueve primeros meses de este año han superado los beneficios que obtuvieron durante todo el año 2004, mientras, en contraposición, el consumo ha descendido drásticamente como consecuencia de la pérdida del poder adquisitivo de las grandes masas trabajadoras. Y oculta, tambien, que las cajas de ahorros, las electricas etc. han sobrepasado ya el 36% de beneficios en este año, a costa de descender las plantillas e intensificar la explotación de los trabajadores, etc. etc.
Bajo la excusa de la participación de los agentes sociales en la discusión sobre la situación laboral, se nos priva a todos los españoles del espectaculo, que sin duda, nos ofrecerían el gobierno y la oposición de mostrarse abiertamente en contra de los trabajadores, del ejército de votantes. Para ellos, siempre será mejor, menos costoso para su democracia, tratar dichos temas a escondidas con falsos representantes de los intereses de los trabajadores, dispuestos siempre a plegarse como viles traidores a las posiciones de los capitalistas. De este modo, todo queda resuelto democráticamente. Y los problemas de la libertad y de los derechos laborales se desgajan del resto de los problemas de la sociedad, que son en definitiva los que atañen al mundo burgués, los que resuelven las contradicciones entre las distintas burguesías en pugna por el mercado.
El parlamento, por mas flores que le echen la derecha y los traidores, continua siendo un instrumento de dominio de la burguesía, a la par, que de freno de las luchas de los trabajadores, pues a estos se les conducen por canales estrictamente económicos y no políticos, es decir, como el franquismo, pero de otra forma.
Al igual que el parlamento, las demas instituciones “representativas” cercena toda expresión de libertad del pueblo. La participación de la ciudadanía en los Ayuntamientos y diputaciones es un camelo e incluso los centros cívicos que deberían constituir la célula de un sistema en donde las clases populares podrían iniciar el debate de sus problemas, están siendo utilizados con fines de acentuar las diferencias sexuales en el trabajo, ofertando la enseñanza de oficios, la mayoria de las veces considerados femeninos. Pero nada de encuentros, de reuniones políticas, de discusiones.
Finalmente, y como reflejo de una sociedad podrida y anacrónica, los sindicatos instrumentalizados por el sistema prohiben también la discusión política en los centros de trabajo.
El trabajador se ahoga en su propia salsa, nada mas y nada menos que todo el mundo se ha vuelto en contra de él. Se le prohibe hablar de política, de sus derechos y libertades en los centros de trabajo. Se le impide su participación en el Ayuntamiento. Los sindicatos se elevan por encima de él dirigiendo sus actos para integrarlo en los mecanismos del sistema del capitalismo monopolista ¿qué hacer?
Contactar, reunirse y discutir con sus compañeros y conciudadanos, abrir debates propios que versen sobre sus propios problemas, es decir, autoorganizarse para luchar contra todo aquello que le limita y constriñe, por lo tanto contra el sistema y nosotros, como parte de este mundo del trabajo, de ese pueblo postergado, tenemos la necesidad, el derecho y la obligación de fomentar las reuniones, los debates. Y nosotros no podemos permanecer impasivos, indolentes ante tantas ignominias contra nuestra clase, porque caeremos en la complicidad. Nosotros tenemos tambien la obligación de dirigir a las organizaciones existentes hacia los cauces políticos que conviene a nuestra clase, debemos crear, recrear y fortalecer centro de reuniones de debates, de animar a los demás partidos y formaciones obreras de toda índole a confluir y configurar el FRENTE UNICO DEL PUEBLO. Pues lo que necesitamos es una organización sociopolítica abierta que haga frente no solo a los problemas mediatos sino que sea capaz de diseñar la futura sociedad.
El frente del Pueblo existe, solo hay que añadir, y a la par que sumamos dotarlo de un programa de acción y conformarlo orgánicamente, democráticamente. Ahí está la labor de nuestro partido, abrir cauces de discusión, llevar trabajadores, intelectuales, amas de casa, estudiantes, parados al frente, ningun problema puede resolverse por sí solo, aislado del resto de los problemas que fustigan al pueblo.
Nada de dogmatismo, nada de clandestinidad, el Frente no es un partido político, sino una organización de masas, abierto totalmente, el propio frente repelerá a los intrusos. No debemos tener miedo a invitar a todo aquel que tenga un mínimo de inquietud. Constituyamos asambleas del Frente en todo los lugares, tenemos que convertirnos en los paladines de la discusión. Este es nuestro reto.
C.C. del PCOE