La lucha en el sector textil y el veneno de CCOO

Recientemente hemos conocido que las grandes fortunas en España han crecido un 27%. Entre los cinco mayores parásitos encontramos a Amancio Ortega como el primero, seguido de su hija, siendo el presidente de Mango, Isak Andik, el quinto. El fundador de Inditex posee 120.200 millones de euros por robar los frutos del trabajo ajeno, y el cofundador de Mango tiene 4.500 millones por la misma razón. Aunque hay una gran diferencia entre una cifra y otra, ambas son monstruosas. Precisamente, estas dos últimas empresas mencionadas han sido muy señaladas al organizar la huelga del sector textil, que estaba prevista para el 21 de noviembre, aunque finalmente se ha pospuesto por, según dicen, considerarse inviable por los estragos de la DANA.

Ante la ausencia de avances al intentar negociar un nuevo convenio colectivo para los trabajadores de la industria textil, los obreros de dicho sector están dispuestos a un pulso con el burgués. El problema es que CCOO, sindicato de la patronal, es quien les guiará hacia una casilla que no significará ningún avance real; es su trabajo y siempre están preparados para calmar las aguas, alzando una bandera como “representantes de los trabajadores” mientras legitiman al empresario y su apropiación indebida de los frutos del trabajo, diciendo a los asalariados que deben pelear para alcanzar, como mucho, migajas que pueden ser admitidas porque hay unas leyes burguesas incumplidas. Veamos a continuación qué camino quieren tomar.

En el sector hay alrededor de 80.000 trabajadores, de los cuales más de la mitad son mujeres. Entre las principales reivindicaciones se encuentran la de cambiar la categoría profesional y unificar las tablas salariales, ya que hay diez categorías que están por debajo del salario mínimo interprofesional. También se demanda un incremento salarial del 5% anual, pues se ha perdido, según CCOO, un 10% de poder adquisitivo en los últimos tres años; el reconocimiento de enfermedades laborales y accidentes, así como “mejorar los permisos retribuidos”; una reducción de jornada anual y romper con la brecha salarial, ya que el salario de las mujeres es menor que el de los hombres en un 22%.

Es decir, durante demasiado tiempo el sindicato CCOO ha permitido la precariedad y ahora ofrece la posibilidad de regular las tablas salariales según la ley, como si significara un camino hacia la prosperidad. Se ha perdido bastante poder adquisitivo, y reclama una migaja calculada anualmente. En lo referente a los accidentes y enfermedades, se trataría de apuntar hacia la consecución de unos mínimos que, al estar tanto tiempo sin reconocer, parecerán un gran triunfo, cuando solo entraría dentro del marco legal. Por otro lado, el salario que perciben los hombres obreros apenas les permite vivir, y una de las metas es que sus hermanas de clase en el sector obtengan la misma precariedad, aflojando un poco las cadenas de éstas últimas, pero ambos bien encadenados, igualmente. También hablan de “contratación y protección de las víctimas de violencia de género”, que no serían más que subvenciones para el burgués por tener mano de obra en ciertas condiciones.

No caigamos en la trampa de pensar que el sindicato de la patronal, y financiado por su Estado, CCOO, ha dedicado duras palabras a los burgueses para disimular. Refiriéndose a empresas como Inditex y Mango, invita “a dejar de ponerse de perfil en este asunto” y a que “sean responsables con las condiciones laborales que se fijan en el sector”. Están refiriéndose claramente a canallas, y es un hecho que no les es desconocido, pero les “invita” a que “asuman su responsabilidad y mejoren las condiciones”.

Teniendo en cuenta que sin la clase obrera no hay fábricas, ni máquinas, ni extracción y manejo de materias primas, ni la conversión de éstas en todo tipo de productos, ni su venta y su transporte, ¿a qué “responsabilidad” se refieren? ¿Acaso los empresarios están para algo más que apropiarse de los frutos del trabajo? Ni son legítimas sus propiedades, ni la clase obrera obtiene lo que le corresponde por su trabajo. Solo un guardián de la patronal puede autoproclamarse defensor de los trabajadores mientras pone el poder en manos del criminal opresor y le dice a éste, con todo el cinismo, que tiene que sentarse a negociar para “hacer mejor” las cosas. La clase obrera lo produce todo; ¿por qué tiene que quedarse mirando y aceptar la esclavitud asalariada?

Echemos un vistazo solamente a Amancio Ortega y su empresa. Desde hace mucho tiempo se conoce la situación de precariedad en Inditex y, por tanto, no es algo nuevo. Como sabemos, en el capitalismo es el burgués quien se apropia del valor generado por el trabajo ajeno, mientras la clase obrera produce todo pero solo recibe un salario, que está destinado a reproducir su fuerza de trabajo y no va en relación a lo que produce, pues esto último va a manos del empresario por ser el propietario. Es frecuente saltarse incluso la propia ley burguesa, aun teniendo ésta como objetivo únicamente poder oprimirnos y garantizar su dominio, ya que hacerlo es aún más ventajoso para sus beneficios pues, a medida que aumenta la automatización, como por ejemplo podemos ver en muchas tiendas que no tienen personal en caja, la tasa de ganancia es menor por necesitar menor cantidad de mano de obra. En este sentido, el burgués opta por mayor carga de trabajo y menor salario para los trabajadores que sigan en sus puestos, o sean reemplazados una y otra vez con temporalidad disfrazada.

Cuando hablamos de explotación humana no nos referimos a las peores condiciones, sino a que todos y cada uno de los asalariados, por el hecho de serlo, están explotados, ya que trabajan para alguien que saca beneficio de su trabajo y a cambio éste último da una retribución que permita sobrevivir para seguir trabajando, siendo esta retribución infinitamente más baja que el valor producido por el trabajo del obrero. Amancio Ortega es solo un ejemplo que nos sirve para comprender el sistema en que vivimos. Este canalla no solo se dedica a la explotación humana en España, sino que son conocidas las infamias de Inditex en naciones del sur global y de bajo desarrollo, para hacerlo en condiciones más ventajosas para él y más inhumanas para los trabajadores; situaciones de esclavitud. Incluso se ha denunciado al descubrir que hay mano de obra menor de edad, alegando la empresa que son “casos aislados”.

Por otro lado, éste gran parásito, además de robar los frutos del trabajo evade impuestos, poniendo a buen recaudo y sin consecuencias grandes cantidades de ese medio de cambio llamado dinero, cuyo rol ficticio es dar a estos ladrones no solo la capacidad de apropiarse de los productos del trabajo ajeno para hacer negocio, sino para adquirir todo tipo de mercancías, servicios y lujos hechos por aquellos que hacen posible todo y sobreviven, mientras quienes se enriquecen con el robo nadan en la abundancia. Lo más curioso, es que realmente el robo secundario del Estado burgués para sostener su dominio y financiar su opresión, que es a través de impuestos, lo paga la clase obrera, siendo una cifra lamentable e insignificante la que sale de las grandes fortunas.

Hemos conocido también que Inditex, como no puede ser de otra manera, forma parte de esas empresas que mandaron a la clase obrera al desastre de la DANA y no les dieron ningún aviso ni tomaron medidas. Debido a esto y al enorme poder que tiene sobre el Estado y los medios de manipulación de masas, Amancio Ortega ha hecho su enésimo e inmundo acto de caridad, donando 100 millones de euros de dinero robado “para los afectados de la DANA”, y dos millones para Cruz Roja, y otros dos para Cáritas; buitres que hacen negocio con la miseria y cuyos asalariados tienen que encargarse, de manera precaria, de asistir a quienes necesitan cubrir sus necesidades más básicas, mientras los directores de las ONG se dedican a pedir recaudación y alguna reforma, sin señalar nunca la causa de los problemas: el capitalismo. No solo es un intento de Amancio Ortega por limpiar su imagen, que de paso deducirá dichas cuantías en el pago de los irrisorios impuestos que paga. Además, este burgués posee acciones en muchas empresas, incluidas inmobiliarias que tienen filial en España, como por ejemplo Pontegadea. También en Red Eléctrica Española y Telxius, siendo esta última filial de Telefónica. Por lo tanto, aparte de lo que se ahorrará en impuestos, gran parte de ese dinero robado a la clase obrera que ha donado, volverá a él, con lo que la campaña de blanqueo le sale gratis, pues la pagamos la clase obrera. Recientemente hemos señalado esta trampa del Estado burgués en un comunicado.

Es a canallas, como el anteriormente mencionado, a quienes CCOO se dirige para pedir “responsabilidad” y “que no se pongan de perfil”. La única responsabilidad de la que hay que hablar es la de su papel como opresores y causantes, con su sistema de barbarie, de las desgracias de la clase obrera. CCOO no les señala como enemigos, sino como a gente que tiene que entrar en razón y negociar para aliviar un poco a sus asalariados. Mientras los trabajadores apenas llegan a fin de mes y comprueban como se depauperan sus condiciones de vida, una minoría parásita, adueñándose del trabajo de los primeros, se lleva miles de millones. CCOO es responsable de esta realidad, su papel – y por eso es bien reconocida por el estado de los monopolios con jugosas subvenciones – es ser muro de contención para los explotadores, utilizando para ello la ideología burguesa y la traición para atomizar a los trabajadores. Nos acostumbran a creer que los sindicatos verticales llevan a la clase obrera a la lucha, pero la realidad es que, al ver que crece la indignación entre los asalariados, corren a sofocar las llamas para proteger al burgués, que es quien asegura sus privilegios. Es por ello que, mientras se dicen defensores de los trabajadores, reciben subvenciones del Estado, firman EREs, privatizan pensiones, sanidad, llevan a condiciones precarias disfrazadas de avances, etc.

Lo mismo ocurre con los partidos oportunistas, que son la pata izquierda del capital, y podemos ver declaraciones repugnantes en las que legitiman el despido colectivo siempre y cuando cumpla con “la normativa”. Es decir, el burgués tiene derecho a arrebatarte tu derecho al trabajo, tu sustento, si no tiene los beneficios deseados o quiere reducir plantilla para agudizar más la explotación asalariada. Yolanda Díaz también dice que si una empresa tiene buenos beneficios, no debería poder despedir a los trabajadores, e incluso pasa la pelota diciendo que el Ministerio de Trabajo no tiene competencias en otras regiones. Por si fuera poco, esta mamporrera del capital llegó a elogiar a Inditex como empresa ejemplar, y también se reúne con todo tipo de oportunistas y enemigos de la clase obrera en general, sindicatos verticales incluidos, y los llama “expertos” para tratar la próxima estafa con la cifra del salario mínimo.

El Partido Comunista Obrero Español apoya la lucha de los obreros del sector textil, y hacemos un llamamiento para que fortalezcan el sindicalismo de clase como instrumento económico y político para desarrollar una lucha sin cuartel contra la patronal. Asimismo, hacemos un llamamiento a la clase obrera a unir todas las luchas de los diferentes sectores que la conforman en una única lucha de clase contra la burguesía y su Estado, conformando un Frente Único del Pueblo para acabar con este orden que condena a la clase obrera y construir órganos de poder de la clase obrera que pongan a su servicio toda la producción, así como todo el poder político y económico.

 

Comisión de Movimiento Obrero y de Masas del Comité Central del PCOE

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