La salida es revolucionaria

Al comienzo de la presente crisis el PCOE se posicionó debidamente frente a quienes acusaban al neoliberalismo y al sector financiero de ser los culpables de la misma. Advertíamos que un estudio tan somero llevaría a las fuerzas revolucionarias a confundir las causas con los efectos y las conducirían hasta el campo del reformismo, pues con aplicar determinadas reformas, sin atacar a las estructuras del capitalismo, sería suficiente según las conclusiones que se desprendían de los análisis realizados.

 

Para el PCOE estuvo claro desde el principio que la crisis iba a ser lo que está siendo, muy profunda y muy duradera, porque a la sobreproducción de bienes, la verdadera causa, le precedía el cerrojazo en falso de la anterior crisis muy cercana en el tiempo todavía: deuda desorbitada de EE.UU, escasez de reservas energéticas, larga duración de la crisis de Japón sin haberse saldado aún, el deterioro que habían sufrido, especialmente las bancas alemana y francesa que en el proceso de expansión del imperialismo europeo financiaron la implantación de la gran burguesía europea en los mercados donde se resentían EE.UU y Japón, pero que a la hora de ir recuperando el dinero invertido, estos mercados no pudieron responder. Además, la irrupción de China, Rusia, Brasil e India en los mercados internacionales exacerbaban las contradicciones interimperialistas. Decíamos pues que la competitividad, la lucha por el mercado, generan, como así fue, una gran sobreproducción, no porque no hubiesen consumidores, sino por su bajo poder adquisitivo real, confirmando la teoría marxista al respecto. El hecho de que haya roto por los sectores inmobiliarios y financieros no significa que éstos sean sus orígenes; son sólo expresiones primarias de la crisis que terminó extendiéndose a todos los sectores económicos de la sociedad.

 Como consecuencia de nuestros análisis previmos que en esta crisis la burguesía se lo jugaba todo, especialmente en Europa, dondeel desarrollo desigual entre los estados miembros es muy notable y puede repercutir negativamente en la estabilidad de la unión como también cuestionar su existencia. La burguesía ha declarado, pues, la guerra a los trabajadores y a los pueblos. No tiene otra opción.

 Así fue que, a tenor de lo expuesto, promovieron “levantamientos” reformistas que tenían la misión de canalizar el descontento popular de las naciones más débiles con la intención de aplacar las iras de las masas obreras y de paso “refundar el capitalismo”. Este camino no tiene más fin que dejar a las clases trabajadoras y a los pueblos sin recursos legales donde agarrarse. Los derechos y libertades iban a ser degradados y abolidos para permitir al capitalismo pasar de largo por el calvario de su crisis, de la que los expertos y gobiernos no tienen ideas de cómo salir y de cuándo se acabará. Es decir, la burguesía internacional, antes de que el descontento masivo derive en acciones de clase de gran calibre que puedan abrir un proceso revolucionario, decide aplastar al proletariado universal y evitar que durante los años que durase la crisis se ocasionasen levantamientos populares revolucionarios.

 Una vez más, el PCOE sale al paso de quienes esperan con ilusión que los movimientos reformistas, PCE-IU y partidos pseudos-comunistas agrupados en el PIE europeo, que no impugnan las bases del capitalismo ni demandan la desaparición de las organizaciones supranacionales de los monopolios continental y mundial (UE, FMI…), como también los llamados movimientos espontáneos sin estructuras orgánicas, sin dirección y con objetivos burgueses y que a estas alturas de los tiempos tanto embaucan a sectores anarquistas e izquierdistas, puedan ser la salida de las clases trabajadoras y populares. Por el contrario, el camino iniciado nos conduce, inevitablemente, en línea recta al fortalecimiento de la burguesía y al debilitamiento de los trabajadores.

Para el PCOE continua en vigor el Frente Único del Pueblo, que ha de aglutinar a las clases que objetivamente están destinadas a combatir al capital monopolista y a su Estado como son: trabajadores de la ciudad y del campo, inmigrantes, mujer trabajadora y ama de casa, juventud estudiantil y trabajadora, pequeños agricultores, autónomos e intelectuales, que bajo un programa de cambios estructurales anticapitalistas, emprendan resueltos movilizaciones y todo tipo de actividad continua que abran el proceso revolucionario que exige la situación política y social actual.

 En esta dirección saludamos las conclusiones extraídas durante los debates producidos en la reunión celebrada en fecha reciente en Montemayor (Córdoba) a la que asistieron organizaciones políticas, sindicales y sociales, entre ellas nuestro partido, que representan a Comités de Empresas, pequeños agricultores, braceros y otros con la intención de configurar un amplio frente en Andalucía de las clases populares.

 Por supuesto, celebraremos, impulsaremos y apoyaremos todas las iniciativas que en este sentido surjan o existan en el Estado y no desdeñaremos ningún esfuerzo destinado a darle continuidad y a agruparlas en un sólo frente estatal.

Comité Central del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)

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