Trump, un engendro del capital en la Casa Blanca

El ascenso de Donald Trump a la presidencia del gobierno de Estados Unidos pone de relieve la grave crisis económica y política que sufre, en términos globales, el sistema capitalista. Una quiebra cada día más patente que genera la posibilidad de gobernar a un engendro como el ya electo 45 presidente de la capital mundial del imperialismo.

No ganó el candidato favorito de los monopolios, Hillary Clinton, que se habían acostumbrado a la eficaz hipocresía servil del Partido Demócrata y sus candidatos. Perfectos lacayos que engrasaban la maquinaria del sistema, capaces de asesinar como nadie y recibir el Nobel de la Paz -sobre las espaldas de Barack Obama y Hillary Clinton recae la muerte de miles de civiles con sus acciones militares en Libia, Siria, Yemen, Afganistan, etc-. Auténticos profesionales del estricto cumplimiento de las órdenes del sistema y con capacidad de asociarse al progresismo, gracias al poder mediático del imperialismo.

Encuestas, periódicos, programas de radio y televisión de todo el mundo mostraron un profundo afán en convertir a la criminal Hillary Clinton en la primera presidenta de Estados Unidos a toda costa y sin tener en cuenta, ni por un solo instante, los votos del pueblo americano. La preferida de la burguesía, con todos los millones donados por Wall Street, no pudo batir al magnate.

Un gigantesco circo mundial cuyo sistema electoral -indirecto- a todas luces injusto, donde se da el absurdo de que gane el candidato con menor cantidad votos (la candidata demócrata ha obtenido 59.204.408 mientras que el republicano logró 59.054.701), en el que existen estados claramente sobrerrepresentados (como es el caso de Wyoming), con un sistema de registro previo al voto que excluye del sistema electoral a 51 millones de personas y cuya legitimidad es cuestionable porque logra una ínfima participación que apenas supera el 50%. 

 La mitad de los norteamericanos no han legitimado con su voto el sistema que impone a sangre y fuego unas condiciones de vida infrahumanas para la mayoría de ellos. 45 millones de estadounidenses, según la web Alternet, viven en la pobreza lo que supone un 15% de la población del país. Existe, además, un creciente número de trabajadores que viven en albergues para indigentes porque su condición de asalariados no les permite siquiera tener una casa donde vivir. Según cifras oficiales del Departamento de Agricultura, 15 millones de niños menores de 18 años viven en hogares donde no existe suficiente comida para sobrevivir. Es decir, un 20 por ciento, o uno de cada cinco niños, pasa hambre.  

Aquellos que han dado el voto a Trump, criminalizados por la prensa mundial como “paletos inconscientes”, han cometido el crimen de creer el discurso de alguien que les asegura un puesto de trabajo con el que salir de la miseria. Personas con un “bajo nivel de estudios” es como han perfilado a estos votantes los grandes politólogos, probablemente así sea porque no hayan podido asumir los altos costos de la educación en Estados Unidos (desde 20.000 hasta 50.000 dólares anuales, dependiendo de la universidad).

Toda la progresía mundial y el Partido Demócrata reviven ahora la figura de Bernard Sanders, con el previsible discurso de que podía haber ganado a Trump, lamentándose de no haber reforzado la pata izquierda del sistema -la clásica jugada del sistema capitalista para frenar el movimiento obrero y mantener su domino hasta recuperarse- y maldiciendo la profundización en la inestabilidad económica y política mundial que se prevé con el mandato de Donald Trump.

Una población bajo la absoluta influencia del capital y su gigantesco aparato propagandístico, una clase obrera sin referente político que defienda sus intereses y que vive en unas condiciones socioeconómicas de miseria es el análisis del pueblo norteamericano y su situación actual y que explica precisamente los resultados de estas elecciones presidenciales.

El Partido Comunista Obrero Español denuncia las políticas imperialistas llevadas a cabo por todas y cada una de las administraciones estadounidenses, tanto demócratas como republicanas, obteniendo el poder político sin la legitimidad del pueblo norteamericano e instalando el fascismo en el gobierno como consecuencia del desarrollo del sistema capitalista en este momento de profunda crisis económica y política. La única salida del proletariado para frenar todas políticas fascistas provenientes del estado y lograr la justicia y la paz es implementar la máxima aspiración de los trabajadores: el Socialismo, el sistema que impondrá la dictadura del proletariado y borrará de la faz de la tierra a todos los lacayos al servicio de la burguesía que hoy nos imponen a nosotros la miseria y la muerte. 

D. García – Secretario de Relaciones Internacionales del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)

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