La situación de la clase obrera en los países donde todavía no ha llegado la guerra

En su obra “Imperialismo, fase superior del capitalismo” (1916), Lenin deja claro que el capitalismo de la era de Marx, donde existía la libre competencia, había terminado. El capitalismo había entrado en la fase monopolista donde no le cabía otra opción que conseguir nuevos mercados mediante el uso indiscriminado de la fuerza bruta. Todo esto lo escribía en el contexto de la gran carnicería que supuso la Primera Guerra Mundial y que no difiere mucho de la guerra abierta en muchos frentes que lleva a cabo el imperialismo yanqui, la Unión Europea y el estado de Israel. La única diferencia es que al territorio de los países imperialistas no ha llegado la guerra, como en las dos contiendas mundiales, y que todo su horror se desarrolla en países de la periferia, no habiendo perdido el capitalismo ni una gota de su esencia explotadora y asesina. Es por esa falta de consecuencias directas que el imperialismo no está dispuesto a parar y que para él esas vidas humanas no computen más que en cifras de negocio.

La clase obrera de esos países liberados de la guerra directa también sufre sus consecuencias. Vamos a hacer un resumen. En el caso concreto de España traemos algunos claros ejemplos. El primero serían las consecuencias directas del incremento en gasto militar, para servir de lamebotas de la OTAN, bajo las directrices del gobierno más progresista de la historia que ha tenido que pasar, por orden directa de esta institución, del 1,26% del PIB al 2%, lo que supone un aumento de 11.250 millones de euros para hacer frente a esa subida. También está el regalo de 1.150 millones de euros que donó unilateralmente Pedro Sánchez a Zelenski en la última semana, lo que da un resultado de 12.400 millones y sólo es la parte de la que tenemos constancia por informaciones que emanan de medios de información de la burguesía. En la celebración del Desembarco de Normandía invitaron a Zelenski para celebrar la victoria contra los nazis, fabricando analogías artificiales con la guerra que hay en su territorio y obviando interesadamente el impagable papel de la Unión Soviética en su victoria sobre los nazis.

Otra amenaza para la clase obrera es la nueva introducción del servicio militar obligatorio. Alemania ha sido la primera en ponerlo sobre la mesa y no se descarta que los demás países también pasen por el aro. El hecho en sí trae dos problemas. El primero es que todo el mundo que haya pasado con anterioridad o que sea reclutado, es considerado reservista y puede ser llamado a filas en los próximos conflictos que aparecen en el horizonte. El fascista Borrell ya advierte de la posibilidad de una escalada militar dentro del territorio de la Unión Europea y eso implicará que necesitarán más carne para la picadora. De nuevo implica que los obreros pondremos los muertos y ellos se apropiarán de los réditos del expolio.

Volviendo al caso del incremento del gasto militar, empezamos a ver algunas de sus consecuencias. Porque es de esquilmar el sector público de donde salen esos miles de millones de euros para armamento, la burguesía no va a poner ni un euro de su dinero y en la sanidad catalana ya se hace patente.

Hace unos días, se comunicó a los equipos directivos de diferentes centros de salud de Barcelona una disminución flagrante del presupuesto para sanidad, que no podrán contratar personal sustituto para las vacaciones, que no se prorrogarán los contratos eventuales y que se limitará la actividad de centros de atención continuada (CAC) como el del Casc Antic o Guineueta. Estos dos, que abrían de lunes a sábado, lo harán ahora de lunes a viernes. Las mismas fuentes no especifican qué magnitud tendrán estos recortes y de qué centros de salud se trata, pero un hecho es evidente, la automatización de la producción hace que al capitalismo le sobren miles de millones de vidas humanas y que la reducción de la esperanza de vida es uno de los objetivos, tanto en la paz como en los escenarios bélicos. Se trata de llevar a cabo una guerra sin bombas como ocurre, por ejemplo, con el bloqueo a Cuba y Corea del Norte.

El obrero que vive en los países imperialistas donde todavía no ha llegado la guerra pero si sus consecuencias, sufre la violencia desde otros ámbitos. Sus salarios han sufrido una importante merma de su poder adquisitivo debido a la inflación desbocada y a la especulación con productos de primera necesidad como pueden ser la vivienda, el aceite de oliva, los suministros básicos y la cesta de la compra. Actualmente, en España, las filas del hambre no paran de crecer, un 23% de la infancia está bajo el umbral de la pobreza y un 18% de los hogares sufre de pobreza energética. Además, la mercancía, que es la base de la producción capitalista, se enajena. Con el monopolio se termina la competencia, se crean los trust que imponen sus condiciones sin oposición ninguna. Hace unos días nos hacíamos eco de esta noticia. Podemos destacar de la multa que es de un total de 150 millones de euros pero que es recurrible, por lo que no es de aplicación inmediata y se perderá en un bosque de recursos e instituciones, pudiendo rebajarla y pedir luego dilaciones indebidas por la longitud en el tiempo del expediente, pudiendo así reducir la cuantía en un 50%. Además, mientras no sea una medida en firme, las aerolíneas pueden seguir la misma política de precios. Estas cuatro aerolíneas controlan el 73% del tráfico aéreo en España y pueden imponer sus condiciones. Además, van a enfrentarse a una justicia de clase fabricada por y para ellos mismos. Ya sabemos que la burguesía y sus estamentos son muy corporativos. Las consecuencias le ocurren al obrero cuando debe concurrir al mercado con cualquier otra mercancía donde se haya creado un trust que imponga sus condiciones sin competencia. Significa el enriquecimiento indiscriminado de la burguesía a costa de la pobreza, la precariedad y la muerte de la amplia masa trabajadora.

Ante este estado de cosas generado por el conflicto armado creado artificialmente por el imperialismo, la clase obrera levanta la bandera del internacionalismo proletario. En ambos bloques existe el capitalismo, esta vez en su fase putrefacta, y por lo tanto la explotación del hombre por el hombre. Desde el PCOE hacemos nuestra una frase de Ernesto Che Guevara dirigida a sus hijos sobre el internacionalismo proletario que dice, “sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo”. Por eso, desde el Partido hacemos un llamado a la revolución proletaria mundial. Somos conscientes de la magnitud de la obra, pero también somos conscientes de que no existe otra solución para los problemas de la clase obrera mundial.

 

¡Por la revolución proletaria mundial!

¡Por la victoria definitiva del socialismo!

¡Obrero, estudiante, campesino únete a las filas del PCOE!

 

Comisión de propaganda del CC del PCOE

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